Por Felipe Arancibia
En septiembre de 2014 se promulgó la “Ley Emilia”, que endurece las sanciones para quienes conduzcan bajo los efectos del alcohol, se nieguen al alcotest y que se den a la fuga sin ayudar a la víctima.
La ley tiene su origen en el fallecimiento de Emilia Silva, de nueve meses, en un choque automovilístico provocado por un conductor en estado de ebriedad que luego se dio a la fuga. En respuesta, los padres de Emilia, Carolina Figueroa y Benjamín Silva, crearon la Fundación Emilia, impulsando la creación de la ley 20.770, que eleva las sanciones contra quien choque en estado de ebriedad.
A 10 años de la promulgación de la Ley Emilia, Fast Check CL conversó con Carolina Figueroa, presidenta de la Fundación Emilia.
Figueroa explica que la Ley Emilia va de la mano con la ley Tolerancia Cero. “Es como si esto fuera en dos pasos. La ley Tolerancia Cero funciona para prevenir. Esa prevención está vinculada con la fiscalización constante de alcohol y droga para evitar que se tenga que aplicar la Ley Emilia”.
En este sentido, Figueroa explica que la ley Tolerancia Cero fiscaliza delitos bajo la influencia del alcohol (con alcoholemia menor a 0,8 gramos por litro de sangre). Mientras que la Ley Emilia apunta a conducción en estado de ebriedad (alcoholemia sobre 0,8 g/l).
Justicia ha emitido 14 mil condenas por Ley Emilia desde 2015
A 10 años de la implementación de la Ley Emilia, Fast Check CL revisó las estadísticas del Poder Judicial respecto a condenas por los artículos penados. Estos son:
- Conducción en estado de ebriedad con resultado de lesiones gravísimas.
- Conducción en estado de ebriedad con resultado de muerte.
- Fugarse sin ayudar a la víctima.
- Negarse a los exámenes de alcohol o drogas.
De este modo, entre 2015 y el primer semestre de 2024 se han emitido 14.353 condenas por delitos penados por la Ley Emilia.
Entre los delitos, lidera la negativa a efectuarse el alcotest, con 6.422 condenas. Le sigue no dar cuenta del accidente de tránsito con 3.722 condenas y marcharse del siniestro sin dar ayuda a la víctima con 650.
Sobre las lesiones graves gravísimas por conducir en estado de ebriedad suman 2.283 condenas desde 2015. En tanto, las lesiones con resultado de muerte acumula 786 condenas y las lesiones gravísimas 490.
Cabe señalar que las condenas publicadas por Poder Judicial consideran un Rol Único de Causa (RUC) vinculado tanto a delitos como a personas. De modo que entre las 14 mil condenas por Ley Emilia, una sola persona pudo cometer varios delitos vinculados o varias personas un solo delito. Por eso, se consideran como “condenas” y no “condenados”.
En esta línea, de las 14 mil condenas por Ley Emilia, el 72% han sido contra hombres (9.847). Un 4% de las condenas fueron contra mujeres y un 24% no registra sexo.
La edad de la mayoría de los condenados se ubica entre los 30 a 35 años (15%) y de 25 a 30 años (15%). Sin embargo, también se reportan casos entre los 14 a 20 años (12%) y mayores de 80 años (4 casos) como infractores de la Ley Emilia.
Fundación Emilia: “que se ponga el énfasis en cómo mejoramos, para no llegar a aplicar la ley”
Sobre las cifras, Carolina Figueroa apunta a que “se ha comprobado que efectivamente se ha bajado la conducción bajo estado de ebriedad, aunque las cifras de siniestro no te lo dicen tan claro, sí te lo dicen las cifras de fiscalización”.
“Del total de fiscalizaciones anuales, que son cerca de 70 mil, el 0,3 sale positivo”, afirma.
Sin embargo, para Figueroa, actualmente la lucha por la seguridad vial apunta a fiscalizar la conducción bajo efecto de las drogas. En esta línea, asegura que como fundación han “estado trabajando todos estos años para que se compren los equipos de narcotest”.
“Del total de las muestras de narcotráfico que se logran hacer, que anualmente son como 4.500, el 25% sale positivo”, afirma Figueroa, haciendo hincapié en que, a diferencia de la alcoholemia, el narcotest no es aleatorio y depende de que el fiscalizador decida hacerlo cuando “note algo extraño” en el conductor.
Ahora bien, respecto a las campañas de concientización, Figueroa considera que los organismos estatales se centran en festividades específicas y medidas específicas que no abordan la seguridad vial integralmente.
“Los análisis son de políticas súper aisladas y no del sentido de la seguridad vial, que es más bien preventivo”, apunta. “Entonces, todas las leyes son de calificación penal. De algo que sucedió, ya no llegamos. Pero todo lo que se hizo anteriormente es prevención. Entonces, ¿cómo lo abordamos?”.
En este sentido, Figueroa cuestiona: “¿No sería el momento de que bajáramos la graduación de alcohol y empezáramos en 0,5 para considerar estado de ebriedad como los otros países de Latinoamérica? Quizás es el momento”.
“Siempre hablan de la Ley Emilia como la ley que tiene que prevenir el siniestro. Y no, la ley Emilia funciona cuando ya sucedió, cuando ya no llegamos con la prevención. O sea, en mi caso, no se llegó con la prevención aunque yo cumplí con todas las normas. Y yo quiero que llegue”.
“Entonces, en definitiva, lo que quiero es que se ponga el énfasis en cómo mejoramos los pasos previos para no llegar a aplicar la ley”, concluye.