Cecilia Astorga: “Nadie va a ir a ver un payador que haga puras groserías y también porque eso no existe”

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El pasado lunes 16 de septiembre, el Ministerio de las Culturas entregó el Premio a la Trayectoria Nacional en la Cultura Tradicional Margot Loyola. Entre las personas reconocidas se encuentra Cecilia Astorga, poeta y payadora considerada como una de las primeras mujeres en practicar este arte. En esta entrevista, Astorga cuenta sobre su relación con Margot Loyola, sus inicios en la paya y cómo esta forma parte de la cultura chilena.


Por Álvaro Marchant

Cada 15 de septiembre el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio hace entrega del “Premio Margot Loyola“, reconocimiento cuya finalidad es reconocer y honrar la cultura tradicional y popular chilena.

El pasado lunes 16 de septiembre —en el Salón Montt Varas del palacio de La Moneda— se realizó la ceremonia en donde se galardonó a: José Segovia Vergara,“Patara“, Juan Guillermo Prado Ocaranza, María Isabel Cachaña Machacan y Cecilia Astorga.

Cecilia Astorga es una poeta, cantora y payadora que cuenta con más de treinta años de trayectoria en el arte de las payas. Dentro de este mundo, Astorga es considerada como la primera mujer en practicar este tipo de canto.

A pocas horas de haber sido reconocida por este premio, conversa con Fast Check CL y habla sobre su recorrido como payadora y el impacto cultural que tiene la paya. Además, reconoce que recibir este premio es “muy emotivo” debido a la relación que tenía con Margot Loyola.

“Para mí es un honor, un orgullo y siento una emoción muy grande”

—¿Qué se siente ser galardonada con este premio? ¿Se lo esperaba?

Bueno, yo sabía de la postulación que había hecho la Agrupación Nacional de Payadores así es que estaba súper contenta. El premio tiene un prestigio muy grande, es el premio en música y cultura tradicional más importante que existe, así que para mí es un honor, un orgullo y siento una emoción muy grande.

Lo recibo con harto cariño y humildad, reconociendo también que hay una trayectoria, en mi caso, de muchos años de trabajo. Además, que en mi caso tuve la oportunidad de conocer y ser muy cercana a Margot Loyola, así que es muy emotivo este momento.

¿Cómo fue su relación con Margot?

En diferentes tiempos de nuestras vidas más cercanas que en otras. En el último tiempo, como alumna de danza, aprendiendo siempre con ella, disfrutando de su energía contagiosa, su alegría de vivir, su amor por la tierra, por Chile. Eso es una marca imborrable por parte de Margot y la herencia más importante que nos deja.

— Retomando su carrera como payadora, ¿cómo nace su camino en el arte de las payas?

El camino en este arte fue algo muy natural en mi caso. Antiguamente, en cada casa había una guitarra, se dice que toda la gente antigua hablaba en verso, así que para mí fue muy natural sentirme cercana a lo que significan los versos, especialmente las décimas, las coplas y el canto campesino en general.

Todo nació desde que yo era muy chiquita. Hace muchos años, cantábamos versos, principalmente a lo divino, que es el canto de la décima en un ritual religioso, y generalmente era la única mujer. Con el tiempo pasó que, más que alguien me enseñara, fui observando lo que significaba la sabiduría del canto a lo poeta, que es un nombre muy bonito con que se le da al arte que yo practico, y aprendí a hacer payas.

“Somos apabullados por algo que le llaman payas, y en realidad no tiene nada que ver con lo que es la paya chilena

¿Cuál es el mensaje o los principales temas que se abordan en las payas o que se abordaban antes?

Siempre son las temática del momento, la paya es el canto improvisado de esos versos, y eso requiere de una experiencia, de leer, de escuchar mucho, estar siempre atento a las noticias, a lo que la gente quiere saber y comentar. Entonces, hay opinión propia, colectiva, y está la voz y cara del payador que canta esos versos.

¿Cuál cree que es el impacto de la paya a la cultura chilena? ¿Cómo se enraíza?

Según mi visión, es algo muy inmenso y profundo. Ahora, esto está siempre floreciendo, dando nuevos frutos, y pienso que los payadores estamos pasando una época súper linda, donde hay mucha gente interesada en aprender.

La pandemia nos hizo muy bien para reconocernos, sobre todo, en lo que significa las artes de la identidad. Mucha gente empezó a aprender a hacer décimas para escribir su vida, sus sentimientos, para compartir experiencias con otros, y a cantar esos versos.

—¿Cómo ve la relación entre la ciudadanía y el arte de las payas?

Nosotros de repente estamos medios escondidos y eso no significa que seamos chicos, ni queramos escondernos, pero sobre todo en esta época, somos apabullados por algo que le llaman payas, y en realidad no tiene nada que ver con lo que es la paya chilena. La publicidad está llena de ordinarieces, ridiculizan al campesino, entonces en eso nos falta mucho terreno por ganar.

Sin embargo, hemos ganado mucho a nivel popular. Nuestros encuentros de payadores se llena de gente, incluso, que pagan su entrada para ir a vernos. Como artistas tenemos trabajo todo el año, y no hacemos eso que significa “tirarse una paya”. Nuestro canto es súper digno, poético, profundo, y también es divertido. Han sido tantos años de esa marca que dejó la dictadura, de llamarle payador o paya a cualquier cosa, que para nosotros es difícil sacarnos de esa marca.

—¿Siente que ha habido como una apropiación que ha tergiversado el significado de la paya?

Claro que sí. Nosotros si tuviéramos más recursos podríamos poner hasta una querella por apropiación indebida del nombre de payador, a quienes no lo son. Nadie va a ir a ver un payador que haga puras groserías y también porque eso no existe, nunca existió.

El payador es poeta, es divertido, es picarón. Y yo creo que la marca que hace esto es cantar, la paya es cantada. Como payadores figuramos en algunos programas de educación para avanzar en este aspecto y cada uno de los payadores y payadoras está haciendo lo suyo con su trabajo. En distintos ámbitos.

“Hay músicos y músicas para regocijarse y enorgullecerse en Chile”

—¿Percibe interés por parte de las juventudes en aprender sobre las payas?

Yo tengo el título de profesora básica y aunque no ejerzo, siempre he estado ligado a las escuelas donde me encanta trabajar con profesores. Desde ahí te puedo decir que es impresionante el interés y la dedicación de los estudiantes para aprender, conocer y usar el canto de los poetas. Aparte que utilizar payas para el aprendizaje es muy dinámico, dado que tiene muchos recursos que pueden usarse en la pedagogía.

Hay muchos jóvenes y adultos que están volviendo a sus raíces y se fascinan con este mundo. Existe mucho interés por parte de los músicos jóvenes.

¿Cómo ve el escenario musical en Chile?

A mí me encanta. Yo creo que todo lo que significó la idea del maestro Fernando Rosas de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile en los noventa, ha tenido su fruto en formar músicos de academia y buenas personas. Esos artistas están valorando distintas formas de hacer música, en especial aquella que tiene identidad.

Es un florecimiento, pero maravilloso. Hay músicos y músicas para regocijarse y enorgullecerse en Chile. Y como en el fútbol, para que haya una buena selección chilena, tiene que haber mucha gente que juegue las pichangas de los domingos.

En otra línea, quizás distinta a lo que acostumbra escuchar ¿cómo evalúa el auge del género urbano? ¿Qué piensa de eso?

Yo siento que cualquier persona puede expresarse de la manera que se le antoje. A mí me ha tocado ser jurado de muchos festivales y hace un tiempo fui jurado de un concurso muy importante que se llama Luis Advis. Ahí se hacen tres categorías: música clásica, popular y folclórica. Yo fui jurado de música folclórica.

Pero, justo ese año se hizo en música popular, el trap. Había gente que decía que el trap era lo peor y un montón de sinónimos. Y yo, como estaba en la competencia, me quedé a escuchar a esos exponentes y era una maravilla.

Además, fue justo después del estallido social, entonces hicieron algunos acomodos en las letras súper interesantes. Era un buen nivel y lo encontré muy sincero también. Pero cada uno en lo suyo y bienvenida sea toda expresión humana, sobre todo en lo artístico.

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