¿Has escuchado hablar del término fake news? En español su significado es claro: noticias falsas. Se trata de “contenidos deliberadamente falsos que se publican en sitios web cuya apariencia intenta ser formal y auténtica. Su principal objetivo es engañar al usuario” (Cortés e Isaza, 2017). La gran preocupación es hasta qué punto deja de ser fake news y pasa a ser una creencia, que incluso, puede afectar la vida de una persona (o varias), como lo fueron las teorías conspirativas en la pandemia del Covid-19.
Por Fast Check CL
El 4 de diciembre de 2016, posterior a las elecciones presidenciales de EE.UU., Edgar Maddison Welch, hombre de 28 años de Carolina del Norte, disparó tres veces contra la pizzería Comet Ping Pong en Washington D.C. Estaba decidido a entrar y rescatar a los niños que estaban siendo explotados por una supuesta red de tráfico sexual infantil dirigida por Hillary Clinton y otros miembros del Partido Demócrata.
Pero, ¿dónde sacó esa información? Maddison Welch estaba convencido de la supuesta red de tráfico sexual infantil por todo lo que había leído en Internet. De esto se hablará en este artículo, hasta qué punto las fake news pueden afectar la realidad de las personas.
¿Cuál es la definición de fake news?
En noviembre de 2017, el Diccionario Collins eligió fake news como la palabra del año, la cual se define como “información falsa, frecuentemente sensacionalista, diseminada bajo el disfraz de reportaje de noticias” (Cortés e Isaza, 2017). Sin embargo, ese no es su único significado. También puede ser asociada a la inconformidad con la desinformación. De hecho, Donald Trump la usa para descalificar cualquier información con la que no está de acuerdo (Cortés e Isaza, 2017).
Según el texto “Noticias falsas en Internet: la estrategia para combatir la desinformación”, más allá del uso político del término, también se relaciona con opiniones extremistas, propaganda y manipulación. Por ejemplo, una opinión alarmista de un político en Twitter para muchos puede ser una noticia falsa, así como una noticia que, hecha de mala fe, informa falsamente sobre la muerte de una persona importante a nivel mundial.
Fake news en la política
Las fake news intentan parecer auténticas, no tanto para generar visitas y ganancias, sino para manipular el debate público a favor de determinados intereses políticos. Un ejemplo de esta categoría es la información falsa sobre la adhesión del Papa Francisco a la candidatura de Donald Trump en 2016.
Fake news en el proceso constituyente en Chile
Esto también sucedió en Chile. Desde el inicio del proceso constituyente, Fast Check CL se enfrentó a las noticias falsas que diversos grupos llevaron adelante. Tras el término del mandato de la Convención Constitucional, repasamos las principales narrativas y desinformaciones que rondaron desde antes del Plebiscito del año 2020, donde ganó la opción Apruebo, hasta la desintegración del órgano constitucional.
La primera fake news del proceso constituyente data de marzo del año 2020 y sostiene que mucho antes del estallido social, un supuesto documento de las Naciones Unidas (ONU) indicaba que el organismo internacional mantenía conversaciones con el gobierno chileno para iniciar un proceso constituyente.
Ya con todos los integrantes elegidos, el 4 de julio de 2021 inició el funcionamiento de la Convención Constitucional. Pero, antes de que siquiera los 155 convencionales pusieran un pie en el ex Congreso, Fast Check CL tuvo que verificar si era cierto que el Consejo para la Transparencia propuso que la Convención sesione en privado o si algunos de los constituyentes planteaba liberar a ladrones o expropiar bienes.
Desde el primer día de funcionamiento de la Convención hasta el 4 de julio, momento en que se disolvió, se realizaron 54 verificaciones sobre el órgano constituyente, debiendo aclarar rumores, dichos o artículos aprobados.
Teorías conspirativas
De acuerdo al texto “Noticias falsas en Internet: la estrategia para combatir la desinformación”, las teorías conspirativas buscan explicar un suceso en particular como el resultado de un plan cuidadosamente coordinado por un individuo o un grupo. Las motivaciones generalmente son secretas y maliciosas, y las acciones se ejecutan en perjuicio del interés general. Estas teorías nacen en canales de videos y páginas de Internet, y se presentan como noticias a pesar de no tener argumentos y evidencias.
Por ejemplo, la pandemia de Covid-19 fue un terreno fértil para todo tipo de teorías conspirativas y falsedades. Al ser un virus nuevo, su tratamiento y efectos tardaron más de lo normal en ser estudiados por la comunidad científica. Sin embargo, personas sin conocimiento especializado se encargaron de difundir un sinfín de informaciones falsas.
En esta misma línea, el año 2020, se comenzó a difundir que la Solución Mineral Milagrosa (MMS), el dióxido de cloro, clorito de sodio y sus derivados servirían para tratar a los pacientes con Covid-19. Pero esta información, además de ser falsa, fue sumamente peligrosa para la salud mundial.
Pizzagate
Sin embargo, por lejos, el caso que ha causado mayor repercusión fue la teoría conspirativa del Pizzagate. Según el texto citado anteriormente, en octubre de 2016, un usuario de Twitter replicó desde su cuenta un mensaje de Facebook en el que una mujer aseguraba que una fuente anónima del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York le había dicho que existía evidencia de que Hillary y Bill Clinton estaban involucrados en una red de tráfico sexual infantil.
El tuit alcanzó miles de retuits, comentarios y reacciones, con lo que comenzó a volverse viral el caso bajo la etiqueta de #PizzaGate. También se crearon noticias falsas con fotos manipuladas y se hablaba de túneles subterráneos, cámaras de tortura, satanismo; entre otras cosas.
Finalmente, cuando los medios de comunicación desmintieron todo lo anterior, los acusaron de querer ocultar la verdad. Esto, semanas después de que un hombre fuera arrestado por disparar contra la pizzería Comer Ping.
Las fakes news en las distintas redes sociales
La desinformación se puede manifestar de distintas maneras dependiendo de la red social en que se comparta. En WhatsApp, por ejemplo, se publican constantemente imágenes, videos y memes, sin un autor identificado ni tampoco identificable. Mientras que en Facebook y Twitter sí se puede conocer el usuario que lo viraliza, aunque no siempre se puede saber la primera persona que lo comparte.
De todas maneras, estas redes sociales tienen algo en común, ninguna está libre de la desinformación.
Una investigación realizada por el medio verificador de España, Maldita, arrojó que el 78,72% de los mensajes reenviados muchas veces en WhatsApp terminan entregando desinformación.
De igual manera, según un estudio de DPL, las noticias falsas son seis veces más populares en Facebook que las fuentes confiables. De hecho, “los editores de noticias conocidos por publicar información errónea obtuvieron seis veces más me gusta, acciones e interacciones en la plataforma en comparación con fuentes de noticias confiables, como CNN o la Organización Mundial de la Salud”.
Twitter no se queda atrás. Para estudiar el fenómeno de la desinformación en esta red social, investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de la Sloan School of Management (ambos en Cambridge, EE.UU.), realizaron un estudio sobre la transmisión de falsedades en Twitter entre 2006 y 2017 y llegaron a la conclusión de que las noticias falsas tienen un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas que las verídicas.