El Rechazo se impuso en todas las comunas donde la población es mayoritariamente indígena. ¿Qué explicaciones surgen a un mes del resultado? En este especial, Fast Check CL hizo una revisión a nivel nacional y acudió a diferentes voces para aproximarse a la motivación del voto.
Por Elías Miranda
Se cumple un mes desde la holgada victoria del Rechazo en el Plebiscito de salida. La perplejidad se ha ido disipando en las semanas posteriores a ese 4 de septiembre, cuando más de 13 millones de personas acudieron a las urnas.
Diversas son las tesis que buscan explicar el resultado. Algunas apuntan a la desconexión con la ciudadanía, al Gobierno, a las políticas de la identidad, la desinformación y a los «gustitos» personales.
Cualquiera que sea el marco de análisis, hay aspectos reveladores que surgen a la luz del escrutinio. No es menor que, por ejemplo, en las denominadas zonas de sacrificio, el Apruebo no haya logrado siquiera una conquista, considerando que la propuesta suponía el «derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado (…) y al aire limpio durante todo su ciclo de vida» (artículos 104 y 105, respectivamente).
Pero esta tensión también se desprende en lo que respecta a los pueblos originarios, quienes fueron aludidos permanentemente dentro de la propuesta, incorporándoles una serie de derechos y reconocimiento ¿Y qué pasó? En las comunas con mayor población indígena el Rechazo logró porcentajes que superan el 65% de los votos.
Fast Check CL comparó los datos del Censo de 2017, que estableció una cantidad total de 2.185.792 indígenas reconocidos en el país, con los resultados —todavía preliminares— del Servicio Electoral para ver el caso a caso de las comunas. Asimismo, conversó con el ex convencional aymara Luis Jiménez y el historiador mapuche Sergio Caniuqueo, con el fin de explicar las razones que estuvieron detrás del voto indígena.
Las 10 comunas con mayor población indígena
De norte a sur, y viceversa, se advierte que en las comunas con mayor población indígena, siguiendo los criterios estipulados por el Censo de 2017, el Rechazo fue apabullante. En Camiña, donde un 85% de la población se autoidentifica con un Pueblo Originario —mayoritariamente aymara— esta opción estuvo cerca del 90% de las preferencias.
Cientos de kilómetros más al sur, en la pequeña zona de Alto Bíobio —poblada por mapuches— el Apruebo logró reunir un escueto porcentaje, alcanzando apenas un 27,89%. Similar fue el panorama en el resto de las comunas como Colchane, Saavedra, San Juan de la Costa, Cholchol, General Lagos; entre otras. En todas ellas la población indígena es mayoritaria.
A continuación, Fast Check CL dispone de todas las comunas del país con el respectivo resultado electoral del 4 de septiembre.
“Más conservador de lo que la Convención creyó”
El historiador mapuche, Sergio Caniuqueo, hace una pausa durante nuestra conversación y espeta: «La sociedad mapuche es conservadora, entonces, ¿qué es lo que ocurre con la propuesta constitucional? Que el texto era sumamente progresista».
Buscando respuestas para la contundente victoria del Rechazo, Caniuqueo refuerza la idea de que la propuesta chocó con un pueblo mapuche entroncado entre diferentes conservadurismos, describiéndoles en tres: lo ligado a la dictadura, al sujeto neoliberal y al fuerte arraigo con la iglesia evangélica. Este último, sugiere, «está muy enraizado», especialmente en la vertiente pentescostal.
«Las radios evangélicas transmitieron mucha información en contra del Apruebo y reafirmando el Rechazo, porque como son conservadoras, los aspectos progresistas, por ejemplo, el tema de la comunidad LGBT y disidencias sexuales, son temas que los jóvenes integran súper bien, pero que para otro sector era sumamente extraño».
Para Luis Jiménez, ex convencional del pueblo aymara, y a quien a su parecer el triunfo del Rechazo se debe a causas multifactoriales, «Chile es más conservador de lo que la Convención creyó».
«Siempre lo hemos visto, el pueblo aymara es políticamente conservador, en el sentido que los cambios necesarios tienen que hacerse con gradualidad. No estamos en contra de los cambios, los aymaras también demandamos una educación de calidad, una salud pública y que el Estado llegue a las zonas extremas», argumenta.
En esa línea, explica que aunque a su juicio «no hubo una razón especial para que el pueblo aymara rechazara; para bien o para mal, lo que reflejó la votación, sumando todos los votantes nuevos, es que los cambios tienen que hacerse, pero gradualmente».
“La consulta indígena no generó ningún efecto”
La Convención Constitucional tuvo 56 días para ejecutar el mecanismo de consulta indígena, planificado para integrar a los pueblos originarios en lo que sería la construcción de una nueva Constitución. Se tenía previsto una participación de poco más de 18 mil personas, pero sólo se registraron 7.549 participantes (1). La cifra representa un 56% de la colaboración registrada en el proceso constitucional impulsado en 2018 por la expresidenta Michelle Bachelet (2).
Jiménez señala que el Estado «no dio las herramientas que se necesita para hacer con mayor tiempo» una consulta indígena.
«Cabe recordar que a nosotros no solamente teníamos que realizar la propuesta, sino que también se nos encargó el deber de difundirla. Desde el mes de enero que no teníamos semanas territoriales, y de hecho, muchos, incluyéndome, nos quedamos los fin de semana en Santiago», sostiene el representante aymara, quien reiteró la falta de tiempo.
Caniuqueo va más allá y apunta a una falta de estrategia a la hora de encausar las demandas de los pueblos originarios, objetando que «la consulta indígena no generó ningún efecto porque no estuvo articulada a las otras consultas».
«No se plantearon temas concretos que la gente pudiera decir “ah, mira, esto de la plurinacionalidad nos va a afectar de esta manera o el pluralismo jurídico de esta otra. Había que explicar los procesos, uno son los contenidos que se desarrollan dentro de la constitución y otra cosa es la formulación de leyes. Todo esto era difícil de explicar en una consulta, por eso había que ser estratégicos», declara el también investigador del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas.
La propiedad, el agua y la plurinacionalidad
Recorriendo el distrito, explica Luis Jiménez, la propiedad de la vivienda fue un tema recurrente en el tiempo de campaña para el Plebiscito de salida: «Esto pasó en las comunas rurales, donde me tocó enfocar la campaña de información, en todas partes nos decían eso: “vivienda, vivienda”».
En ese tenor, declara haberle llamado la atención «que las personas hablaban de votar Rechazo por el hecho de que estaba en cuestionamiento la propiedad sobre sus viviendas. Decían que la propuesta tenía cosas buenas, como los derechos de los mismos pueblos indígenas, las cuestiones en medio ambiente». Sin embargo, recalca que estaba muy presente la propiedad de la vivienda familiar o por herencia.
Sergio Caniuqueo reflexiona sobre uno de los temas más abordados en el proceso: «Para el mundo mapuche le era raro y ruidoso la plurinacionalidad, como no existía una definición, esto se prestaba para distintos tipos de interpretaciones».
Sobre lo anterior, identifica que «uno de los problemas que se suscitaron fue el desarrollo del contenido de ciertos conceptos. El concepto de plurinacionalidad debió haber tenido un contenido concreto, no un enunciado. Y eso pasó en la mayoría de los derechos que se contemplaban».
Profundiza en esta idea: «Había que tener cuidado con algunos enunciados, en el sentido de que si no son desarrollados en términos de contenido, la gente no lo iba a comprender. Cuando me refiero a comprender es hacer justamente esta relación con el impacto cotidiano, cómo esto me impacta en lo cotidiano y por qué yo lo tendría que defender».