El periodista Javier Rebolledo lleva cerca de dos décadas dedicado a la investigación periodística, tanto en medios escritos, como a través de la publicación de sus propios libros. Sus trabajos se enfocan, principalmente, en temas relacionados con violaciones a los derechos humanos, abusos a menores y denuncias sobre prácticas irregulares en ámbitos políticos y empresariales.
En el año 2012 Rebolledo publicó “La danza de los cuervos”, su ópera prima donde plasma las confesiones de Jorgelino Vergara, conocido como “El Mocito”, quien participó en operaciones de la DINA. Este se transformó en uno de sus trabajos más reconocidos.
En entrevista con Fast Check CL, el autor ahondó en su más reciente publicación “Falsas Denuncias”, un libro de investigación que, a través de dos casos reales, ahonda en una temática que merece análisis: los casos de padres que son falsamente denunciados por abuso sexual a sus hijos.
“Estoy en contra de las personas mentirosas que no tienen límite”
— Comienzas el libro señalando que este tema fue un descubrimiento inesperado de casos que parecieran inusuales, pero son más común de lo que uno cree, ¿qué te motivó a seguir indagando en esta temática y en la búsqueda de más casos?
Lo que me sucedió, es lo que me pasa siempre con las investigaciones periodísticas que he llevado a cabo, que es la preocupación, el susto, la indefensión. Eso siempre es lo que me ha movido a lo largo de mi carrera.
Fue como muchas de las investigaciones en el periodismo, que no necesariamente parten con una hipótesis tan clara, sino que parten por un dato, por una hebra que uno toma, empieza a tirar y a darse cuenta que en realidad hay un hilo largo. Empecé a tirar de la hebra sin mucha información, sin mucho conocimiento, pero me di cuenta de que era un un largo hilo. Así, me embarqué en una aventura de la cual no conocía sus dimensiones.
— Hay una cita al comienzo del libro, en la que una de las madres de los afectados señala: “(…) Veo cómo destruye a mi hijo que ha pensado en suicidarse (…) Ese es el nivel de daño. Pensar que quizás mi hijo estaría mejor muerto”. ¿Por qué decidiste plasmar este testimonio al principio? ¿Qué representa dentro del relato?
Acá lo que se destruye es todo, un núcleo familiar gigantesco que no denuncia por la vergüenza y por el mote que significa este tipo de delito, porque no hay nada peor que te acusen de eso. Lo que yo me encontré fue una sociedad gigantesca afectada por este tema, pero totalmente invisibilizada.
Al principio hice una introducción sobre la temática en general y sobre los casos que no estaban con sentencia definitiva todavía, pero que ya había convicción de que era gente inocente, de que no eran padres abusadores sexuales. Lo puse al principio para mostrarlo y después entrar en profundidad en los casos que se iban a llevar en en extenso, que son dos fundamentalmente: el caso de Rodrigo Saavedra y el el caso de Jorge Tocornal.
— En torno a los casos que investigaste en este libro, ¿qué factores crees que pueden influir en que se presenten acusaciones de este tipo? ¿Identificaste patrones comunes o motivaciones particulares?
Se producen luego de rupturas traumáticas. La característica es que son causas largas que vienen desde atrás, que han partido por peleas de dinero, que han seguido por bienes y después se ha ido complicando con el tema de las visitas, con hostigamiento. Me di cuenta que eran peleas de larga data, con conflictos adultocéntricos, donde el último golpe era la denuncia de abuso sexual infantil de los hijos contra el padre, lo cual paralizaba toda la discusión que se estaba dando anteriormente. Esta era la carta definitiva.
También hay dinero, pensión de alimentos y bienes de por medio. Por otro lado, el padre tampoco presenta indicadores de de ser un abusador sexual, ni tener una relación de ese tipo o de haber efectuado ese tipo de cuestiones con su hijo.
— En un contexto donde movimientos de mujeres han luchado intensamente por visibilizar los abusos sexuales reales, ¿sentiste temor de que este libro pudiera ser interpretado como una deslegitimación de ese avance?
Te mentiría si te dijera que no me preocupó. Temor es demasiado, pero claro que me preocupaba. Sin embargo, me di cuenta que aquí el foco eran los niños y las niñas. No estoy en contra de la lucha feminista ni contra las mujeres, estoy a favor de los niños y estoy en contra de las personas mentirosas que no tienen límite.

“Los jueces son los principales facilitadores del alejamiento de los padres y las falsas denuncias”
— A partir de los antecedentes que recabaste ¿Qué rol crees que juega el sistema judicial en facilitar, o bien en evitar, estas denuncias sin fundamento?
Hay jueces y juezas, sobre todo juezas, que se están dando cuenta de esto y están intentando hacer lo que pueden para frenar esta ola gigantesca, que es calificada por diversos actores como un flagelo. Los jueces acá son los principales facilitadores del alejamiento de los padres y las falsas denuncias, por temor o atochamiento, porque no alcanzan, por falta de personal y también por falta de especialización de los jueces y los organismos técnicos.
Pero si lo analizamos fríamente, un juez que recibe más de 50 causas en un mes y que tiene dos audiencias en un día, ¿crees que es capaz de ver esa cantidad de trabajo? Ellos saben que estas causas efectivamente tienen una alta complejidad y prefieren no hacerse problema. Para mí, lo principal es que se hacen los tontos para no cometer un error, para que no les arruinen su carrera. En el fondo todos saben, eso es lo escandaloso, que estas son causas falsas y los jueces y juezas que podrían hacer algo, no lo hacen.
— Los casos que relatas son muy llamativos. Desde la planificación de la querella por parte de quienes denunciaban, hasta cómo las vidas de estos hombres dieron un giro en 360° ¿Cuál fue el caso que más te marcó durante la escritura del libro?
Todos me marcaron y conmovieron de distinta manera. Todos me produjeron la necesidad y el deseo de investigar. Soy riguroso y exigente, pero no soy objetivo porque soy un sujeto y no creo en la objetividad, creo en la rigurosidad y en luchar con buenas armas. Tampoco creo en permanecer objetivo o incólume frente al dolor y a la injusticia. Eso es lo que me movió y es lo que me sigue moviendo.
— Pensando en la fuerza y transversalidad que ha tomado el movimiento feminista en los últimos años ¿Qué rol crees que juega el feminismo en estos casos?
El feminismo juega un rol activo, no como obstáculo sino que como facilitador, como un rol fundamental. Conversé con las periodista Francisca Huerta, Rayen Araya, Catalina Valenzuela, Mirna Schindler, y todas daban cuenta del hecho desde una perspectiva analítica que es muy útil. Esto ha hecho un puente y le ha dado la validación a este tema, porque aquí estamos todos y todas, por nuestras hijas y por nuestros hijos. Entonces, creo que es un rol fundamental el del feminismo, en sentido positivo y activo.
“Este es un tema en el cual los adultos tienen que aprender a resolver su conflictiva”
— ¿Estás a favor de que las falsas denuncias sean penalizadas?
Estoy totalmente a favor de que las falsas denuncias sean penalizadas. Creo que es lo mismo para otros delitos, tienen que tener sanción penal. Si bien en este caso existen las sanciones penales para las falsas denuncias, es muy engorroso probar una falsa denuncia.
— ¿Hay posibilidades de una segundo libro de esta investigación?
Esto es una primicia. Me voy a centrar en el funcionamiento del sistema que permite esta falsedad ideológica y esta violación a los derechos humanos disfrazada de virtud, de protección de derechos. Cómo esta máquina está diseñada de tal forma, para que la falsa denuncia prospere, la manera en que abogados y abogadas descubrieron la triquiñuela para poder acusar falsamente y no tener ninguna sanción y la forma en la que pueden estar escondidos y escudados en las garantías de las víctimas, ocupándolo de forma maliciosa.
— ¿Qué mensaje te gustaría que se lleve el lector después de leer el libro?
Que entendamos que este no es un tema entre mujeres y hombres, en el cual los adultos tienen que aprender a resolver su conflictiva y no ocupar a los niños en esas peleas. La identidad de niños y niñas se construye en base a dos pilares fundamentales, el padre y la madre. Si uno de esos dos pilares está destruyendo al otro a través de los niños, lo que sucede en el niño o la niña es que al ponerse al lado de uno, se esta destruyendo a sí mismo.
