El pasado 28 de octubre, un operador turístico de la región de Aysén denunció al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) la presencia de una ballena muerta flotando en una zona cercana al centro salmonero Huillines 3, de la empresa Cooke Aquaculture.
Al día siguiente, Sernapesca notificó a la autoridad marítima para tomar medidas de seguridad en la zona. Por su parte, Cooke confirmó al servicio de la presencia de un ejemplar de ballena en un sector cercano a su centro de cultivo Huillines 3.
Sin embargo, el cadáver de la ballena se perdió por un día. Según Cooke, debido a las mareas, el ejemplar se desplazó hacia otro estero, dificultando su localización. No fue hasta una búsqueda adicional, que se logró ubicar nuevamente a la ballena muerta.
El 31 de octubre, finalmente, un equipo de Sernapesca concurrió a examinar el ejemplar de ballena jorobada.
Estos hechos, informados en una querella presentada por Sernapesca admitida a tramitación el pasado 10 de diciembre, las funcionarias pudieron observar que la ballena “no presentaba lesiones externas graves ni signos evidentes de interacción con artes o aparejos de pesca. No obstante, debido a las condiciones de la carcasa, no se pudo determinar con certeza la causa de la muerte”.
Necropsia de la ballena muerta en Aysén: posible contacto con “redes de las granjas salmoneras”
Los hechos fueron informados a la Fiscalía Local de Aysén, la que requirió a Sernapesca coordinar una necropsia a la ballena.
A diferencia de la inspección de los funcionarios de Sernapesca, el preinforme concluye que la ballena muerta “presenta indicios de interacción con actividades humanas”.
En particular, se hallaron lesiones lineales en el cuerpo de la ballena que “podrían ser causadas por contacto con cuerdas, cables o redes de las granjas salmoneras o artes de pesca”.
En detalle, se observaron lesiones en la axila izquierda del cetáceo, “indicativa de un hematoma premortem, posiblemente causado por cuerdas tensadas o impacto físico”.
Así también, la necropsia apunta a marcas que “podrían ser abrasiones por rocas tras el varamiento, pero también podrían ser causadas por cuerdas o redes” y a lesiones en la parte posterior de la ballena “típicas de trauma físico”.
Además, se hallaron “hematomas en el pedúnculo y la zona axilar izquierda sugieren un traumatismo físico, posiblemente por colisión con embarcaciones menores asociadas a las actividades de las salmoneras”.
Sin embargo, el equipo de investigadores, externos a Sernapesca, señalaron que el avanzado estado de descomposición dificultó evaluar lesiones internas o confirmar el alcance exacto de los traumatismos externos.
“Sin embargo, las lesiones visibles son indicativas de una interacción significativa”, argumenta el escrito.
Ahora bien, la querella de Sernapesca apunta a quiénes resulten responsables de dar muerte o capturen cetáceos sin la debida autorización.
El pasado 17 de diciembre, el Juzgado de Letras y Garantía de Puerto Aysén acumuló la querella del servicio con la presentada por Greenpeace a solicitud del fiscal adjunto Jefe de Aysén, Pedro Poblete Viejo.