Por Fast Check CL
El expresidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, parece enfrentar un difícil panorama en la investigación que el Senado de su país está llevando a cabo en su contra, por sobornos y asesinatos masivos realizados durante su campaña por enfrentar al narcotráfico, investigación que también realiza contra él la Corte Penal Internacional (CPI).
El testimonio de un excoronel dio paso para que la CPI recibiera la evidencia y se agilice la investigación por la vulneración de derechos humanos cometidas durante su mandato entre el año 2016 a 2022.
La estrategia que aplicó Duterte para combatir la delincuencia implicó graves violaciones de derechos humanos, como detenciones ilegales y ejecuciones extrajudiciales realizadas por el “escuadrón de la muerte”, creado por el exmadatario cuando era alcalde en Davao, una de las ciudades más grandes del país, y luego cuando presidía la nación.
Por otro lado, Rodrigo Duterte la semana pasada confesó ante el Senado filipino haber formado este “escuadrón de la muerte” con criminales, para combatir a otros delincuentes, mientras este se desempeñaba como alcalde de Davao. Sin embargo, negó haber dado órdenes a los policías para matar a los sospechosos del narcotráfico y dar incentivos económicos por cada asesinado, como había afirmado el expolicía.
“Tenía un escuadrón de la muerte de siete personas, pero no eran policías, eran gánsteres”, dijo Duterte frente a los senadores.
“No cuestionen mis políticas, porque no ofrezco disculpas ni excusas. Hice lo que tenía que hacer y, lo crean o no, lo hice por mi país”, añadió.
La investigación en el Senado fue solicitada por aliados políticos de Duterte, por lo que analistas políticos creen que finalizará sin levantar cargos judiciales en contra del ex jefe de estado.
Durante la audiencia en la Cámara Alta, Duterte defendió su mandato argumentando que era su labor proteger a los ciudadanos filipinos. Mientras mantuvo su campaña antidrogas, Duterte tuvo un 70% de aprobación de la ciudadanía.
Por otro lado, confesó haber pedido a agentes policiales provocar a los sospechosos a defenderse, para luego justificar sus muertes como resistencias al arresto.
Se estiman que bajo el mando del expresidente fueron asesinado 6.262 sospechosos, aunque Amnistía Internacional asegura, según sus investigaciones, que son miles de asesinado más, la mayoría de ellos jóvenes de barrios pobres.
Un informe previamente presentado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos llegó a la conclusión que el plan antidrogas aplicado por Duterte pudo haber matado inocentes, a través de redadas de los policías.
¿Fue Duterte un Bukele asiático?
La lucha contra la delincuencia ha sido uno de los objetivos claves de los gobiernos de Rodrigo Duterte (expresidente) en Filipinas y Nayib Bukele en El Salvador. Ambos en sus mandatos adoptaron medidas drásticas para enfrentar la violencia e ilícitos cometidos en las calles de sus países, pero sus estrategias e implicaciones políticas fueron diferentes para enfrentar la criminalidad.
Bukele enfocó su estrategia para combatir el crimen organizado en El Salvador, optando por arrestos masivos y el confinamiento de delincuentes en las cárceles de máxima seguridad. De esta manera, los índices de criminalidad bajaron drásticamente.
Por otro lado, Duterte, dirigió una “guerra” contra las drogas en Filipinas para enfrentar el tráfico y consumo de ellas, principalmente de “shabú”, un tipo de metanfetamina que se popularizó en los barrios más vulnerables. Desde su perspectiva, el “shabú” era el origen de los delitos y la sensación de inseguridad que estaba sufriendo su país.
Si bien, ambos adoptaron estrategias contundentes para confrontar la delincuencia, estos aun siguen siendo parte de un gran debate respecto a la vulneración de derechos humanos y al ecuánime acceso a la justicia que deben tener procesados por estos delitos.