El candidato de origen coreano de la Democracia Cristiana (DC), candidato a ocupar el cargo de concejal en Recoleta, cuenta cómo llega a su segunda elección de concejal y el impacto que podría tener en las votaciones representar a la comunidad coreana en Chile.
Por Álvaro Marchant
Ya a vísperas del cierre de campaña de las candidaturas a concejales, alcaldes, cores y gobernadores, comandos y postulantes se encuentran en la calles intentando convencer a los últimos votantes indecisos.
Previo a esta entrevista Hyun Lee, abogado y candidato de la Democracia Cristiana (DC) a concejal por Recoleta, se encontraba colocando las últimas palomas publicitarias. En medio de su agenda, el abogado coreano conversa con Fast Check CL y cuenta que para esta elección “hay muchos coreanos que me están apoyando”.
—¿Cuáles son las ideas que busca instaurar en la comuna de Recoleta?
En primer lugar, como concejal voy a cumplir con la función que la ley me encomienda. Y, de manera paralela, voy a trabajar mucho en el trabajo social. A mí me interesa ayudar a la gente y atender de la mejor manera a los adultos mayores.
Otro punto importante para mí son los jóvenes, en los que quiero sembrar la esperanza. Porque actualmente hay mucha juventud que siente que no tienen futuro, por eso yo a través de mi gestión y proyectos como Startup, o mediante intercambios con municipalidades de otros países, ya puede ser con Corea, Japón o Estados Unidos, países desarrollados principalmente, generar una relación internacional.
— Usted mencionaba que impulsaría las startup y el emprendimiento en los jóvenes, ¿cómo hará eso desde su función de concejal?
Para mí lo más importante en una familia es que el padre o cualquier miembro tenga un ingreso estable a través de un trabajo digno. Para eso hay que crear trabajo y empleo. Y, en este momento, la única forma de crear esas oportunidades no es por las empresas grandes, sino que por medio de proyectos startup. En lo personal, impulsaría mucho ese lado.
Yo tengo una fundación en este momento de K-pop y siempre estoy en contacto con los jóvenes amantes de este género. Tengo varios casos en que sí hemos tenido resultados positivos, pero mi proyecto es no concentrarme solo en K-pop, sino en áreas de tecnología informática, creación de proyectos ambientales, reciclaje, protección a animales. En todas esas áreas me gustaría trabajar junto con el proyecto de Estado.
—¿Qué le parece que la cultura coreana se esté arraigando con fuerza en Chile?
El fenómeno de la cultura coreana no es un tema reciente, ya lleva muchos años y creo que los jóvenes chilenos, en cierta manera, se han dado cuenta del valor que transmite la cultura coreana en Chile.
La cultura coreana siempre fomenta el amor, el respeto, el cariño y el bien común de la sociedad y sobre todo respetar a los adultos mayores. Y esa cosa positiva es lo que atrae, a mi parecer, a los jóvenes chilenos. Por eso hay un boom grande por aprender cultura coreana y además aprender el idioma. Inclusive, tienen deseos de viajar a Corea para experimentar en vivo la diferencia existente con la cultura chilena y con la coreana.
— En lo personal, ¿usted hace comunidad con otras personas coreanas?
Claro que sí, esta es la segunda vez que me presento como candidato a concejal. El año 2021 fui candidato, pero en esa ocasión, como era la primera vez, nadie me conocía. Pero en esta elección hay muchos coreanos que me están apoyando y, además, la elección ahora es obligatoria a diferencia de la elección pasada. Ahora todos los coreanos van a ir a votar entonces obviamente muchos se han comprometido a votar por mí. Tengo bastante apoyo de la comunidad coreana.
—¿Considera que el auge de la cultura coreana en Chile es un factor que puede jugar a su favor en las elecciones?
Yo no puedo negar esa posibilidad, porque cuando salgo a campaña me preguntan si soy chino o coreano, y cuando digo que soy coreano y hago el corazón coreano (gesto con los dedos), los jóvenes entienden y en cierta manera sienten más simpatía por mí. Eso es un gran punto a favor.
—¿Apuesta al voto de los jóvenes?
Eso espero. No soy una persona, como dicen los chilenos, dicharachero pero sí espero el apoyo de los jóvenes y de los recolectamos porque yo trabajo mucho en temas sociales como abogado: hago operativos legales gratuitos, ayudo a crear entidades sin fines de lucro, asesoro en diferentes temas, y lo hago también porque soy cristiano evangélico. Me desempeño como diácono en una iglesia que está ubicada en calle Buenos Aires, entre Patronato y Manzano. Por medio de mi iglesia hacemos muchas donaciones, entregas de desayunos a la gente que tiene escasos recursos o también hacemos entrega de bolsas de víveres.
—¿Por qué decidió ir por la Democracia Cristiana?
Lo que pasa es que yo soy amante de democracia pura. Cuando era estudiante de derecho, estoy hablando en la década de 1990, Chile recuperó la democracia después del golpe militar. En esos años vi a Patricio Aylwin asumir como presidente en el retorno a la democracia y me motivó mucho, significó demasiado para mí. De ese momento, empecé a ser militante de DC, hasta el día de hoy.
Mucha gente dice que la DC es chaquetera, amarilla, qué se yo, no hay muy buenos comentarios. Y, puede que tengan razón, pero esa es la crítica que deben hacerse todos los partidos de centro, porque el centro mantiene la balanza para que el país no sea gobernado por la ultra derecha o ultra izquierda. Entonces, yo creo que el centro cumple un rol fundamental. Antes de criticar, yo creo que tienen que valorar el rol positivo que tiene.
—¿No se siente representado por partidos evangélicos como el Partido Social Cristiano por ejemplo?
No, a pesar de que yo vengo de un mundo capitalista como Corea del Sur, yo no me considero como capitalista puro. Soy amante de la democracia porque me gusta que todos tengamos la mismas oportunidades e igualdad ante todo. No porque uno tenga apellido español, europeo, tenga algún privilegio que no debería existir.
Acá en Chile yo sueño que sea un país democrático, igualitario, equitativo para todos. Por ese motivo siempre voy a estar al centro clásico de Chile. Para hacer un balance, para que el país no sea de derecha ni de extrema izquierda.