Marcelo Valverde, comediante: “Yo no soy ni parte del Gobierno ni cercano, ni conozco personalmente a nadie para ser el primer defensor a ultranza del proyecto”

You are currently viewing Marcelo Valverde, comediante: “Yo no soy ni parte del Gobierno ni cercano, ni conozco personalmente a nadie para ser el primer defensor a ultranza del proyecto”
Comparte:

Política de corrección (05/08/2021): En atención al comentario del propio entrevistado, se modificó el lugar de nacimiento (Arica) por el señalado (Iquique).

«Qué te cuesta mantener un puto discurso, una vez en la vida». Así reaccionó Marcelo Valverde por los dichos del Presidente Gabriel Boric sobre el «Perro Matapacos», en mayo pasado. En entrevista con Fast Check CL, el comediante explica el contexto de sus declaraciones y sus impresiones por una eventual participación en el Festival de Viña del Mar, así como su historia en la política, lo que piensa de ella actualmente y cómo se relaciona con el humor.


Por Elías Miranda

Marcelo “Coronel” Valverde nació en Iquique, estudió psicología y vivió gran parte de su vida en el norte de Chile. De pequeño se dio cuenta que su interés estaba en el humor y para desarrollar ese interés, se volvió indispensable migrar a Santiago.

Valverde cobró mayor notoriedad en el Festival del Huaso de Olmué, pero también por su actual trabajo en El Sentido del Humor, canal de Youtube dedicado a la comedia, donde comparte con sus colegas -y amigos- Luis Slimming y Héctor Romero. Este año también fue parte de El Antídoto, programa de humor emitido por Mega y conducido por el comediante Fabrizio Copano.

En entrevista con Fast Check CL, «Conoronel» Valverde dice que no piensa, por ahora, en presentarse en la Quinta Vergara. También explicó sus palabras por la reacción dirigida al Presidente Gabriel Boric y el «Perro Matapacos», lo que generó una inesperada cobertura mediática:

«Lo que dije era totalmente de corazón, la forma era por el espacio en el que estaba, en nuestro programa, nuestra zona de confort. Por eso había gente que decía, “estoy de acuerdo, pero no es la forma de referirse al Presidente”. Lo dije como cuando uno está en el asado con los amigos y dice: “de nuevo este huevón…”, ¿cachai? Esa era la forma, el tratamiento de lo que dije. Pero el contenido lo mantengo hasta el día de hoy», comenta.

“Hay algunas cosas autoflagelantes que en Chile se dan en el Festival de Viña”

Estuviste en Olmué. El paso natural es presentarte en el Festival de Viña del Mar, ¿te ves en ese escenario prontamente? 

Me veo ahí. Si preparo una rutina pensando en el Festival de Viña y trabajo para ello, podría ser una opción. Fue lo que hice para Olmué, preparé una rutina pensando en este festival. Por eso toqué temáticas que tenían que ver con nostalgia noventera, cosas más transversales, pensando en el formato televisivo. Funcionó, me fue bien. Es algo que podría ser. No es algo que estoy haciendo en este momento. Y hago los temas que a mi me interesa hablar, dinámicas con más interacción con el público.

Mencionaste al público. La pifia en ese tipo de instancias como el Festival, ¿a qué crees que se debe? ¿A la idiosincrasia propia del festival o porque el “chileno es chaquetero”?

Todos los países tienen sus tradiciones. Veíamos un video el otro día en Pakistán, donde se pegaban con cuchillos. En España liberan los toros para que los corneen. Hay algunas cosas autoflagelantes, que en el caso de Chile, se dan en el Festival de Viña del Mar. Probablemente, se da por su historia, porque al principio los comediantes eran lo que iba entre la salida de un artista y el otro. Muchas veces, cuando salía el humorista, la gente se iba al baño o a comprar algo para comer. 

— ¿Como en tiempos monárquicos, con un bufón, y si no le gusta, sacarlo?

Tiene que ver quizás con un país más conservador, de no manifestarse tanto -quizás sí en el estallido social-, pero no somos como los argentinos que dejan la embarrada o que putean cada vez que pasa algo. Aquí aguantamos todas y ahí, escondidos, con un humorista con el que no tienes nada que perder con pifiar, es el momento de decir que no les gusta.

Marcelo Valverde. Foto: Elías Miranda.

“La verdad, es que nosotros nos queremos reír de todos”

Con Héctor Romero y Luis Slimming estuvieron en El Antídoto, donde parodiaban al segundo piso de La Moneda, los asesores ¿Cómo surgió esa idea y por qué el foco en los asesores?

Viene de dos cosas. Primero, de intentar hacer sketches de actualidad, de tocar cosas que están pasando y que sean fáciles de grabar. Por lo mismo, en este programa también había mucho capítulo grabado, dependía de los tiempos de Fabrizio, en el que habían cosas atemporales.

Por otro lado, con El Sentido del Humor teníamos una versión parecida de los asesores del Presidente, pero cuando Piñera era presidente. Ahí yo era de izquierda pero estaba infiltrado, Luchito era el más de derecha y Héctor el goma. Tomamos esa idea y dijimos que era entretenido de grabar, algo como The Office

El espacio de “Los asesores del Presidente” fue muy compartido en círculos de derecha. ¿Cuánto te interesa llegar a ese público?

Hay que entender que uno libera el contenido y después ese contenido tiene vida propia. Poco es lo que se puede hacer en cuanto a dónde se comparte y quiénes lo apoyan. Si me daba risa los que decían “ah, estos zurdos, programa fome”, y después compartían estos sketch y ahí comentaban “este sí es humor”. Y sí, es humor del programa, que tú no quieres ver, porque crees que todo es zurdo y pro Boric. Nosotros nos queremos reír de todos y si es el Gobierno, el poder, la cara visible en la sociedad, obviamente que hay que hacer chistes sobre ellos. 

Marcelo Valverde. Foto: Elías Miranda.

— Los titulares decían: “Marcelo Valverde arremete contra Boric”. ¿Cuánto de eso fue en serio y cuánto era parte de la dinámica del programa?

Espérate, solo para retomar lo anterior y cerrarlo. La gente de ultraderecha se veía obligada a compartir este video y pensaba: para que suene chistoso, estos videos tenían que hacerlo gente que no era de derecha, porque la gente de derecha intenta hacer humor a veces y no es chistosa. Por eso están compartiendo esto de nosotros, porque a usted no se le ocurrió.

Y sobre esto de “arremete contra el Presidente”. Lo que dije era totalmente de corazón, la forma era por el espacio en el que estaba, en nuestro programa, nuestra zona de confort. Por eso había gente que decía, “estoy de acuerdo, pero no es la forma de referirse al Presidente”. Lo dije como cuando uno está en el asado con los amigos y dice: “de nuevo este huevón…”, ¿cachai? Esa era la forma, el tratamiento de lo que dije. Pero el contenido lo mantengo hasta el día de hoy”.

— Pero en tu caso, ¿te llegó a decepcionar en algún caso la postura del Gobierno?

Sí, o sea, pero está bien porque es el Gobierno. Es algo constante decepcionarse de las figuras de autoridad, porque estar en el poder me imagino que es distinto estar en este escritorio diciendo: “tiene que hacer esto, deberían hacer esto otro”. Ahora mismo, Gabriel Boric salió a hablar de las elecciones en Venezuela y uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo.

Hay aciertos, desaciertos. Yo no soy ni parte del Gobierno ni cercano, ni conozco personalmente a nadie para ser el primer defensor a ultranza del proyecto. Solo que es el proyecto más cercano a lo que podría esperar de un gobierno que ha habido desde que soy chico. Uno trata de que le vaya bien y da rabia cuando los cagazos se los pegan ellos mismos, porque también uno no está para andar defendiendo.

Marcelo Valverde. Foto: Elías Miranda.

“Siempre fui malo para la marcha, pero de flojo nomás”

— Alguna vez mencionaste que estuviste en las movilizaciones del 2011. ¿Cuánto de eso cambió tu perspectiva de lo que eres y lo que piensas?

Desde tercero o cuarto medio empecé a compartir espacios más políticos, durante toda la universidad también, en especial los últimos años. Empecé a militar, a tener cargos de dirección, de toma de postura y cosas de ese estilo. Siempre fui malo para la marcha, pero de flojo nomás. Prefería hacer toda la pega previa, conversar con las organizaciones que iban a participar, ver los lienzos y toda la cuestión, pero después quedarme en la casa.

— Eras el autor intelectual, por decirlo de alguna manera.

Claro. Ahí conocí gente muy inteligente, gente detrás, otras realidades, otras formas de informarse, un montón de eso, que siento que ahora le pasa mucho a la gente de derecha. Aparecieron un montón de contra informaciones fuera de lo mainstream o hegemónico, y empiezan a informarse por esos lados. Por eso hay mucha gente militante de ultraderecha que tal vez era más escondida, porque antes como que se informaba por medios oficiales y uno, como de izquierda, tenía que buscar otros medios.

Entonces, por otro lado, me pasó que cuando me vengo a Santiago, dejo de militar activamente, me alejo de la militancia dura y de las conversaciones, del café y del navegado hasta las 5 de la mañana, filosofando de cómo podría ser un mundo ideal. Te das cuenta de lo que uno hace ahí, que se desvive, desaparece súper rápido. Te alejas un poquito y dejas de ver ese trabajo.

— ¿No es un camino que te acomode?

Hay gente más comprometida y mucho más talentosa que yo. Si puedo ayudar en algo, bacán. Si puedo apoyar a gente que considero correcta, que no haya estado en casos de corrupción, ni de privilegiar las lucas por el bien de la gente, puedo ayudar para que eso funcione. Tengo amigos que se van a postular a concejales en Arica, o que están en otros cargos, o aquí mismo en Santiago. Si puedo ayudar a que ellos salgan, bacán.

Pero, a la vez, uno dice: el hecho de llegar al poder, (uno) se corrompe, porque tienes que llenar cupos, contratar gente. Claro, tú soy un huevón intachable, pero tiene que contratar a 200 personas que trabajen contigo y conoces a 40 buenas, y ya las otras son los cupos de los partidos que te apoyaron. Empiezan las presiones y al final genera impotencia. Lo micro, ese cambio es difícil que se vea, y lo macro, tienes que ceder mucho y corromperte para llenar los espacios que quieres llenar. ¿Y sabes qué más? que se vayan todos a la mierda, ja, ja, ja.

Comparte: