Tras una larga batalla judicial, Ana Estrada, quien padecía de polimiositis, logró que la justicia peruana reconociera su derecho a una muerte digna. Te contamos cómo fue su lucha y el legado que deja.
Por Fast Check CL
Ana Estrada, la activista peruana que dedicó gran parte de su vida a la lucha por la muerte asistida o eutanasia, falleció el pasado domingo 21 de abril, tras someterse a un procedimiento médico de eutanasia en Perú. Según el comunicado emitido por su familia, Ana “murió en sus propios términos, conforme a su idea de dignidad y en pleno control de su autonomía hasta el final”.
Estrada, de 47 años, padecía de polimiositis, una enfermedad crónica y degenerativa que afectaba sus músculos, dejándola postrada en cama y dependiente de un respirador mecánico y de cuidados permanentes por parte de enfermeras.
La batalla legal de Ana Estrada comenzó en 2016, cuando inició un juicio para acceder a la eutanasia, procedimiento que en ese momento era ilegal en Perú. A pesar de las dificultades, Ana logró una histórica sentencia a su favor el 23 de febrero de 2021, la cual fue ratificada por la Corte Suprema en julio de 2022.
“Ana ejerció este domingo su derecho fundamental a una muerte digna y accedió al procedimiento médico de eutanasia”, según el protocolo aprobado por el Seguro Social de Salud de Perú, EsSalud, informó su familia.
Su abogada, Josefina Miro Quesada, quien la acompañó en esta larga batalla legal, explicó, según consigna la BBC, que Ana se acogió al procedimiento médico de eutanasia conforme a la sentencia a su favor, y que su muerte se realizó “conforme al Plan y Protocolo de Muerte Digna”, aprobado por EsSalud.
La lucha de Ana Estrada no solo marcó un hito histórico en Perú, sino que también generó un importante precedente en la región, al ser la primera vez que la Justicia reconoció el derecho de una persona a terminar con su vida de manera digna y asistida. “El legado de Ana vivirá en la mente y el corazón de muchas personas y en la historia de nuestro país”, agregó la familia de Estrada en un comunicado.
Con su lucha, Ana logró visibilizar y sensibilizar a miles de personas sobre la importancia de defender el derecho a una muerte digna, dejando un legado que perdurará en la historia de Perú y del continente.