Sergio Caniuqueo, historiador mapuche: “Creer que las comunidades en conflicto se iban a plegar al Gobierno, fue un elemento que ellos visualizaron en su cabeza, pero no en la realidad”

You are currently viewing Sergio Caniuqueo, historiador mapuche: “Creer que las comunidades en conflicto se iban a plegar al Gobierno, fue un elemento que ellos visualizaron en su cabeza, pero no en la realidad”
Comparte:

Historiador mapuche, consultor e investigador, Sergio Caniuqueo conversa con Fast Check CL, examinando las tensiones en el mundo mapuche, las políticas de la administración de Gabriel Boric y las lecciones del progresismo tras dos procesos constitucionales: «Hay una derrota ideológica en el sentido que finalmente abandonaron su programa ciudadano y volvieron a los esquemas conocidos», reflexiona.


Por Elías Miranda

Se van a cumplir dos años desde que comenzó a operar el Estado de Excepción en la macrozona sur, al menos, durante lo que va de la administración de Gabriel Boric. Las autoridades oficialistas han resaltado los buenos resultados de la medida, sobre todo en aspectos relacionados con seguridad.

Lejos de esa lectura oficial, Sergio Caniuqueo —historiador, consultor e investigador adjunto del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR)— cree que este gobierno ya fracasó, acusando una falta de lectura en cómo se afronta la problemática indígena, en especial, la mapuche: «Una cosa son las comunidades en conflicto que tienen dinámicas propias, y otra cosa es el grueso de la población mapuche».

Fast Check CL conversó en extenso con Sergio Caniuqueo sobre las políticas indígenas del Ejecutivo, las lecciones del progresismo y las tensiones dentro del pueblo mapuche, acusando un creciente aumento del conservadurismo en las comunidades.

“Hay una situación en que el conflicto invisibiliza las otras realidades mapuches”

— Ya son poco más de dos años del Gobierno de Gabriel Boric. En lo que respecta a política indígena, ¿cómo evalúas lo llevado adelante hasta ahora?

Este gobierno cometió un gran error y sacrificó su política indígena, en el siguiente sentido: primero, asumieron que el mundo indígena iba a interlocutar con ellos y, por lo tanto, esta interlocución iba a ser súmamente rápida y expedita, y a partir de ahí iban a construir algo en conjunto.

Esta visión fue un poco ingenua, en el sentido de creer que se puede instalar un gobierno ciudadano y las personas van a responder enseguida a una cultura ciudadana. Chile ha formado una cultura, desde que se elaboró el Estado-Nación, de una elite de poder fuerte, donde los ciudadanos no tienen participación y no han desarrollado una cultura de la misma.

 Gentileza: Carlos Valverde.

— Sobre la cultura de participación: ¿La Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento -elaborada por este Gobierno- no ha implicado alguna hoja de ruta?

En este caso, la comisión tiene un problema en el título. Cuando tú hablas de una comisión de paz, es como que estuviéramos en un conflicto armado, cosa que no está generalizada, en lo que también es un concepto muy militar que es la «macrozona». No tenemos una violencia esparcida en la ciudad o en todas partes, hay puntos conflictivos. 

Lo segundo tiene que ver con el entendimiento, en evidenciar que en este tiempo no ha existido ningún tipo de diálogo. Ahora vamos a constituir un entendimiento. Creo que ya el nombre es cuestionable, el léxico que sea usa, están en un lenguaje muy militar y del conflicto. Eso no permite, por ejemplo, canalizar la masa mapuche que está pensando.

Hoy tenemos prácticamente el 70% de los mapuches urbanos y que en este esquema que plantea la comisión, quedan totalmente invisibilizados. 

— ¿Y eso es una falta de lectura del Gobierno de no dimensionar el mapuche urbano o es porque los alcances de esta comisión sólo están limitados al mundo rural?

Hoy en día hay realidades como los mapuches urbanos o empresarios. Hay transformaciones en las comunidades indígenas, sobre todo las que están cercanas a las ciudades. Transformaciones tal como comunidades dormitorios. Muchos de sus problemas no pasan por el conflicto, sino por situaciones más urbanas como la delincuencia y el robo. Es ahí donde hay una situación en que el conflicto invisibiliza las otras realidades mapuches, y son mucho más amplias y compartidas. 

“Hay una derrota ideológica”

— La decisión de seguir prolongando el estado de excepción en la macrozona sur, ¿responde a un necesario pragmatismo de quienes gobiernan o a una derrota ideológica? ¿A qué lo atribuyes?

Es obvio que existe una derrota ideológica.

— ¿En qué sentido?

En el sentido de esta idea progresista del gobierno ciudadano. Claro, en la realidad fracasaron. Hay una derrota concreta. Ellos al creer que las comunidades en conflicto se iban a plegar al Gobierno e iban a dialogar, fue un elemento que ellos visualizaron en su cabeza, pero no en la realidad. 

Cuando ellos quisieron bajar y dialogar por pensar que esto iba a ocurrir de manera dinámica, esto no funcionó. Entonces, hay una derrota ideológica en el sentido que finalmente abandonaron su programa ciudadano y volvieron a los esquemas conocidos.

 Gentileza: Carlos Valverde.

— Fuiste muy duro con el progresismo post victoria del Rechazo el 2022. ¿Crees que se sacaron las lecciones tras la derrota?

Yo creo que no. Voy a colocar este ejemplo: en dos años, en La Araucanía, tenemos la gran mayoría de seremis indígenas, tenemos una gran cantidad de indígenas en puestos de poder y no existe actualmente una propuesta de trabajo con el mundo indígena. Lo estoy aterrizando solamente al caso mapuche y regional.

En estos momentos, lo que están tratando de hacer la mayoría de las autoridades, es tratar de maniobrar dentro del Estado. Por ende, lo que están intentando hacer es sacar a flote al Gobierno. 

“Creo que la elite mapuche se ha embriagado con la identidad”

— La percepción es que la derecha, culturalmente, ha ido avanzando. ¿Compartes esa visión? ¿Qué tan cómodos ves al pueblo mapuche en este sector?

Me tocó trabajar analizando la encuesta CEP y en ello lo que observé desde el comienzo de la medición en 2006 en adelante, hay una disminución hacia la izquierda. La gente se identifica con una especie de centro, pero la gente que dice no participar en ningún tipo de visión ideológica, ha crecido bastante. Este es el segmento que inclina la balanza y este sector por lo general es un sector que es conservador, que se relaciona con el mundo evangélico, y que por lo general va a tender a irse a proyectos populistas que involucran un orden concreto. Y si ese orden incluye militares, perfectamente lo va a asumir.

— ¿Qué tan cómodos ves al pueblo mapuche en este sector?

Aquí hay una cuestión bastante interesante y que el movimiento (mapuche) no ha incluido. Primero, es ampliar la participación a todos. Es decir, yo no puedo pensar porque pienso de esta manera como mapuche, todos deberían pensar de la misma forma. Creo que la elite mapuche se ha embriagado con la identidad, dándole mucho pie al tema de la identidad, y no resuelve estos otros aspectos que mencionaba.

Esa oferta viene del sector más de la derecha. Pero si queremos destrabar eso tenemos que generar una plataforma transversal, donde establezcamos qué es lo que quiere el mundo mapuche, y eso involucra sentar a mapuches que se declaran de izquierda, a mapuches que se declaran de derecha, a mapuches que se declaran evangélicos y católicos; a todas las expresiones. Mapuches para construir puntos en común que sirvan de un programa que se pueda negociar el día de mañana con el Estado, y eso significa negociar tanto con el Ejecutivo como con el poder legislativo.

“Tenemos un conservadurismo propio del mundo mapuche”

— Has planteado que la Dictadura creó transformaciones estructurales en la ruralidad mapuche, ¿eso perdura hasta hoy?

Hoy en día el mapuche urbano tiende a ser más progresista, pero es porque ha vivido en una situación, no todos, pero que ha pasado por la universidad y se ha transformado en profesional. Realimenta la élite que está más arraigada con su identidad. 

Pero en el mundo rural, lo que uno ve es un conservadurismo. Cuando trabajo con comunidades, son pocas las que yo pueda decir que tienen un pensamiento más progresista. Lo que observo es que lo que hizo la dictadura en este mundo, es que generó un contexto no pensado políticamente, pero se elaboró de tal modo que los conservadurismo se articularon.

— ¿Y que las comunas o La Araucanía sea, año a año, un bastión fuerte de la derecha, responde a esas transformaciones o hay otros fenómenos que lo puedan explicar?

Lo voy a explicar de la siguiente manera. Cuando el Estado llega al sur de Chile, cuando se mete en el Wallmapu, los colonos y todos los sujetos que iban llegando, tenían una visión conservadora de la vida. Por ejemplo, los colonos que llegaron venían de Europa y se asentaron acá. 

Creo que esta idea de colocar un nombre o de aludir a la paz y el entendimiento, lo que hace es generar un click, por decirlo así, en la visión conservadora. Ahora, este click no lo encuentro positivo, porque cuando a la visión conservadora le digo que no hay paz, la visión conservadora es súper reactiva. Cuando no hay paz, lo que pides es fuerza, como lo es la prolongación del Estado de Excepción.

— Y esa perspectiva de acudir al orden, ¿no responde a que quizá la democracia como se plantea hasta ahora, sus categorías de análisis o de aplicación en la realidad, son insuficientes? 

Algo que pasó mucho la cuenta fue que la Concertación abandonó el programa popular que plantearon en un primer momento, que suponía sacar el neoliberalismo de Chile, y después dijeron no, lo vamos a profundizar. Al final, con matices en términos de lograr mayor equidad o índices en esa materia, fueron colocando ciertos objetivos que la diferenciaba de la derecha, pero en lo esencial, en los aspectos más concretos de estructura, no generaron mayor avance. No fomentaron la participación política de los niños, de los jóvenes, eso que tiene que ver con resolver los problemas cotidianos de la comunidad, como barrios, edificios; esos temas no se potenciaron.

Obviamente, que de esa manera no se pueden resolver los problemas estructurales. Hoy en día, lo que nosotros tenemos, es que no existe un programa que apuesta a una transformación concreta de la sociedad chilena y su relación con los pueblos originarios. No tenemos eso sobre la mesa.

Comparte: