En esta investigación, Fast Check CL accedió al total de cuerpos sin reclamar -desde 2018 a 2024- que se encuentran en los distintos centros del Servicio Médico Legal en el país. Los resultados dan cuenta de las regiones con más casos, pero hay uno decidor: del total de cuerpos que han sido identificados por la entidad forense, el 52% corresponde a extranjeros. ¿Qué pasa con esos cuerpos? ¿Qué medidas toma el SML y las otras instituciones involucradas?
Por Álvaro Marchant y Fast Check CL
Naturalmente, la pérdida de un ser querido es uno de los procesos más tristes que se puede experimentar. En medio de la mezcolanza de sentimientos que se producen en estas instancias, el deseo de permanecer fisicamente y emocionalmente el ser querido prima de manera orgánica. Es por esto que muchas personas permanecen junto al cadáver de su familiar el máximo tiempo posible.
Contrario a lo que se podría pensar, en el Servicio Médico Legal (SML) una situación viene en alza en el último tiempo. Cuerpos, osamentas y fetos, cada año ocupan más espacios en los frigoríficos de la institución debido a que nadie los reclama, ni se hace cargo de los restos de esos difuntos, generando una problemática que está lejos de terminar.
El SML es una entidad pública, dependiente del Ministerio de Justicia, cuyo objetivo es asesorar técnica y científicamente al Ministerio Público y a los Tribunales de Justicia de todo el territorio nacional. Además, es el encargado de realizar peritajes médico-legales en materias clínicas, tanatológicas, psiquiátricas y de laboratorio.
Mediante datos entregados vía Transparencia, Fast Check CL pudo acceder a la cantidad de cuerpos que siguen en las dependencias de los Servicios Médicos Legales de cada región, constatando un aumento cada vez mayor de otras nacionalidades, en especial, Venezuela.
Cuerpos sin dueños
A partir de las cifras entregadas por el SML, se pueden extrapolar variadas conclusiones de los cuerpos no reclamados. En primer lugar, constatamos que desde 2018 hasta lo que va de 2024. la cantidad total de cuerpos que siguen en la entidad es de 251.
No obstante, de esos 251, solo a 172 se les pudo identificar la nacionalidad, mientras que 77 entran en la categoría de «se desconoce». Los dos cuerpos restantes la información fue notificada e blanco, sin mayores antecedentes.
Las nacionalidades
Fast Check CL calculó los números a los que tuvo acceso y concluyó que de esos 172 cuerpos identificados, el 52% corresponde a extranjeros, mientras que el restante a ciudadanos chilenos (48%).
La nacionalidad que ocupa el primer puesto es la chilena con 82 cuerpos, seguido de los venezolanos con 41 restos; detrás de estos se posicionan los haitianos con 19 y los colombianos con 6 (ver tabla completa abajo).
Región
Durante estos últimos seis años la Región Metropolitana es la que cuenta con la mayor cantidad de cuerpos con 86 pero, aunque en una cifra menor, la macro zona norte también ha experimentado de cerca esta realidad.
El total, sumando las regiones de Arica y Parinacota, Atacama, Antofagasta, Coquimbo y Tarapacá, es de 53 difuntos, casi un tercio del total.
En 2022 los cuerpos que ocupaban los espacios del SML eran 36, sin embargo, al año siguiente se vivió una explosiva alza de estos alcanzando un total de 94, transformándose en el año con más restos ingresados en los últimos seis años. En lo que va de 2024, se registran 78.
Osamentas y fetos olvidados
Las osamentas o huesos, como se denominan comúnmente, también tienen un espacio reservado en el SML. Y, al igual que los cuerpos, se experimenta una realidad similar hace muchos años. Según lo registros entregados por la misma entidad, hay osamentas que llevan ahí desde 1996.
El total de osamentas, considerando desde 2018 hasta la actualidad, es de 169. De estos 169, 52 corresponden a la Región Metropolitana, siendo la comuna de Santiago la que cuenta con la mayor cantidad de hallazgos (26). Las regiones que siguen a la RM, son la de Antofagasta y Bio Bio, ambas con 12.
El aumento de osamentas, al igual que lo que sucede con los cuerpos, es llamativo: en el año 2023 se contabilizaron 49 restos óseos, mientras que solo en el transcurso de 2024 ya van 47 registrados a nivel nacional.
Una situación poco visible es la ocurrida con los fetos que nadie reclama en el SML, y que si bien la envergadura no es la misma que la de un cuerpo, de todas formas ocupa la logística de la entidad.
Entre los años 2018 y 2024 la cantidad de fetos que se encuentran en las cámaras de conservación es de 195. Las cifras presentan el mismo patrón que los categorías anteriores, dejando a la RM como la región con más fetos sin exigir (90). La siguen la región de Antofagasta, particularmente la ciudad de Calama con 28, después Concepción ubicada en Bio Bio con 18, y en tercer puesto Iquique con 17.
De los 195 fetos que se tienen registro de 135 la causa de muerte fue indeterminada, 35 de ellos fallecieron producto de diversas enfermedades, 29 a raíz de distintos tipos de abortos y 13 por muerte fetal.
La visión institucional
Si bien el Servicio Médico Legal se rige por el Ministerio de Justicia, su actuar se encuentra regido por el Código de Salud. El libro IX del Decreto 725 explicita que en el caso de que los cuerpos «no fueren reclamados dentro del plazo que señale el reglamento, podrán ser destinados a estudios e investigación científica, y sus órganos y tejidos, destinados a la elaboración de productos terapéuticos y a la realización de injertos». Esta forma parte de una de las posibilidades que tiene la entidad ante esta situación.
Sin embargo, al consultarle al SML qué es lo que realmente pasa con estos restos, su respuesta fue que «los cuerpos no reclamados se mantienen en custodia del SML mientras lo determine el fiscal que investiga el caso. Durante ese tiempo se mantienen en cámaras de conservación para que se puedan realizar las posibles diligencias que se soliciten. Pasado un tiempo determinado, el SML puede solicitar a fiscalía una orden de inhumación de quienes no son reclamados por familiares».
Debido al aumento de restos sin reclamar, dos variantes se entrelazan, la falta de logística y la posible causa de descomposición, lo que derivaría en un problema sanitarios. Desde la Seremi de Salud cuentan que «sólo deben conservarlos de manera pertinente. Si existiera una falencia en esto, las Seremis podríamos actuar y fiscalizar».
Para no llegar a esta situación, la Seremi de Salud explica que «el SML cuenta con una capacidad de cámaras para la conservación de fallecidos que es monitoreada constantemente con el objetivo de garantizar la continuidad operacional».
Sobre lo anterior, explica que «en situaciones particulares, como la generada por la pandemia u otros sucesos con alto número de fallecidos, esta capacidad puede ampliarse en toda la red forense del SML».
Para explicar la cifras que fueron expuestas anteriormente, el SML, comenta que los registros de cuerpos, osamentas y fetos no han sufrido mayores variaciones a las que se pueden producir a raíz de una catástrofe o hecho singular como la pandemia.
¿Qué se hace con ellos?
El derecho a una sepultura forma parte de uno de los rasgos inalienables en la dignidad de una persona. Es por esta razón que muchos de los cuerpos y restos que se encuentran en el SML son sometidos a una serie de pruebas para poder dar con el paradero de algún familiar que se haga responsable.
Organismos como Fiscalía y la Policía de Investigaciones (PDI) llevan a cabo diferentes acciones para poder agilizar y descongestionar las cámaras de conservación del SML. Por su parte, desde la PDI comentan que, desde 2008, existe un convenio de colaboración en materia de personas desaparecidas y cooperación científica recíproca entre el Servicio Médico Legal y ellos (ver reportaje de Ciper de la época aquí).
La jefa de la Brigada de Ubicación (Briup) de Personas Metropolitana de la PDI, subperfecta Karen Hernández, cuenta que la finalidad es «efectuar una búsqueda de posibles familiares de cuerpos que se encuentran sin retirar en Servicio Médico Legal con la finalidad de informarles sobre dicha situación y así se realicen los trámites correspondientes para su retiro».
El proceso con Fiscalía es un poco más complejo que el anterior. En primer lugar, el accionar que se llevará a cabo se articula través de una minuta de acción y protocolos específicos. Esta guía detalla los pasos a seguir cuando se encuentran restos humanos sin reclamar, iniciando con una búsqueda exhaustiva de familiares por parte de la Policía de Investigaciones (PDI) o, en algunos casos, Carabineros.
Si la búsqueda no prospera, el Ministerio Público interviene solicitando la toma de muestras de ADN para ingresarlas al Registro Nacional de ADN de personas desaparecidas, con la finalidad de facilitar la la futura identificación por parte de familiares. A partir de los datos entregados por el SML, de las osamentas 77 de ellas no se encuentran registradas en el Registro Nacional de ADN y 32 de ellas si.
Este procedimiento incluye el ingreso de muestras de ADN tanto de los restos como de los familiares que hayan presentado denuncias por presunta desgracia, aumentando las posibilidades de hacer un match genético que permita la identificación. Además, el Ministerio Público tiene la obligación de ordenar la toma de ADN de los restos para su ingreso en el registro, lo que puede resultar en la identificación en casos de presuntas desgracias.
Desde Fiscalía comentan que colaboran con el SML para poder manejar esta situación, sin embargo, «la conservación de cuerpos no reclamados, fetos y osamentas en cámaras de conservación presenta desafíos logísticos, ya que ocupan espacio valioso y pueden llevar a la saturación de las instalaciones del SML. Los restos de larga data, que han permanecido años en conservación, exacerban este problema» señalan desde Fiscalía Nacional.
Sobre lo mismo agregan que «frente a esto, el Ministerio Público puede autorizar la entrega de estos restos a quienes invoquen un justo título -con la debida trazabilidad-, no limitándose solo a familiares, en un esfuerzo por mitigar problemas de espacio y salubridad pública».
Por su parte, el SML explica que todos los cuerpos en custodia son, en parte evidencia de un posible delito, y por otro lado, parte de un drama humanitario de una familia que, quizás, no encuentra a su ser querido.