El pasado 28 de agosto se publicó el primer informe de la Comisión Asesora contra la Desinformación. Fast Check tuvo la oportunidad de participar en la redacción, en la que analizan las experiencias internacionales y nacionales sobre el fenómeno de la desinformación. ¿Qué se entiende por este término? ¿Cuáles son los contenidos que más se propagan? ¿Cuál ha sido la respuesta sobre esta creciente exposición y creación de noticias falsas? En este blog te lo contamos.
Por Fast Check
El informe I “El fenómeno de la desinformación: Revisión de experiencias internacionales y en Chile” fue elaborado durante julio y agosto de 2023 por la Comisión asesora contra la Desinformación, convocada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, e integrada por: Fabián Padilla (director y editor general de Fast Check), Pedro Anguita (Universidad de los Andes), Ingrid Bachmann (Pontificia Universidad Católica de Chile), Lionel Brossi (Universidad de Chile), Claudio Elórtegui (Pontifica Universidad Católica de Valparaíso), María José Escobar (Universidad Técnica Federico Santa María), Paulina Ibarra (Fundación Multitudes), J. Carlos Lara (Derechos Digitales) y Patricia Peña (Fundación Datos Protegidos).
El objetivo de esta comisión, según el decreto N° 12 del Ministerio de Ciencia es «asesorar al ministro o ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y al ministro o ministra secretario(a) general de Gobierno, en los aspectos que permitan analizar el fenómeno global de la desinformación y su manifestación a nivel local en Chile», específicamente respecto del estudio y análisis del fenómeno de la desinformación en plataformas digitales, excluyendo del análisis los medios de prensa.
Fenómeno de la desinformación y definición
La desinformación es una de las principales amenazas que el mundo enfrenta en la actualidad, tanto por las redes sociales, como por la digitalización del contenido y lo rápido de su divulgación. Uno de sus mayores problemas ha sido definir qué es desinformación, ya que no hay un consenso claro al respecto.
El informe entrega algunas de las definiciones que la literatura recoge, pero a su vez aborda la definición de “Desorden Informativo” (Wardle y Derakhshan, 2017), fenómeno que busca explicar lo complejo de este problema para las comunicaciones:
- Desinformación: “Información falsa, inexacta o engañosa, creada, presentada y difundida deliberadamente”.
- Misinformación: “Acción humana o artificial de compartir desinformación, sin conciencia de la falsedad del contenido que se difunde, motivada por razones psicosociales”.
- Malinformación: “Acción humana o artificial de compartir información auténtica con el propósito de hacer daño a personas e instituciones, sin explicar el contexto en el que se crea o difunde originalmente el contenido”.
Ahora bien, las consecuencias efectivas y posibles de la desinformación abarcan múltiples áreas de interés público. Tal como señala el documento, el principal riesgo de la desinformación es que podría afectar la toma de decisiones de las personas e instituciones en materias como la salud, desastres naturales, medio ambiente, relaciones internacionales, economía, política, entre otras.
Uno de los claros ejemplos que se estudia, es la pandemia del covid-19. Cuando se promocionaban soluciones milagrosas para curar el virus o la negación de tomar medidas sanitarias como el uso de mascarillas o vacunas.
Pero este no es el único momento en que la desinformación se hizo presente, pues en el estallido social y proceso constituyente también se dio este fenómeno en Chile.
Situación desinformación en Chile
Según el informe «casi el 90% de la población (en Chile) tiene acceso a internet y de ellos, más del 80% reporta usar sus celulares para acceder a las noticias».
De hecho, el Digital News Report 2023 del Instituto Reuters, a partir de una encuesta realizada periódicamente en una cuarentena de países, plantea que «el 65% de los usuarios de internet en Chile accede a noticias a través de una o más plataformas sociales, como Whatsapp, Facebook o Instagram» (Nuñez-Mussa y Fernández Medina, 2023). En este punto, se hace una comparación, ya que la cifra promedio de los 46 países incluidos en el reporte es de 62%.
El ambiente descrito en el informe se considera como un espacio favorable para el desarrollo de la desinformación. No tan solo por el contexto, sino también por el aumento de las noticias falsas en épocas de crisis.
El informe, analiza tres grupos de variables que explican el creer y compartir desinformación en Chile:
- Factores personales y psicológicos: Creencia en teorías conspirativas y la confianza en los propios contactos. Antecedentes sociodemográficos, como nivel de educación y el género.
- Ciertos usos específicos de redes sociales: Efecto negativo en la credibilidad y nula incidencia en el compartir desinformación.
- Determinadas opiniones y actitudes políticas: Con personas más activas políticamente en espacios digitales y aquellos más inclinados a la derecha, creyendo y compartiendo más desinformación, al menos, en el contexto particular de este estudio.
Por último, un estudio comparado de datos de Chile, Argentina y España a partir del Digital News Report de 2018 y 2019, que se cita en el informe, muestra que en general los usuarios de internet en Chile están conscientes del fenómeno de la desinformación y la gran mayoría preocupados por la amenaza que supone la difusión de contenidos tergiversados para impulsar una determinada agenda (69%), además de la invención de hechos con fines políticos y comerciales (68%) y aquellas informaciones relacionadas con un periodismo deficiente , como errores fácticos o titulares engañosos (68%).
Distribución de la desinformación
Los contenidos falsos que se distribuyen en Chile son más sensacionalistas y verbosos, y léxicamente más simples que la información verdadera. Por lo tanto, presentan menos barreras de comprensión lectora.
Sin embargo, lo anterior no es menor, ya que según estudios hay bajas tasas de alfabetismo funcional en Chile, lo que supone una mayor dificultad para acceder y entender información verdadera, con su lenguaje más preciso y vocabulario a veces más científico, que la desinformación, muchas veces planteada en términos sencillos y que no requieren conocimiento especializado.
El rol del fact-checking
Desde el mundo del periodismo, una de las principales respuestas al fenómeno de la desinformación ha sido el fact-checking o periodismo de investigación.
En Chile, varias iniciativas de verificación han crecido en los últimos años, sobre todo en el estallido social. Sin embargo, siguen habiendo pocos medios y estos son precarios.
Existe un desconocimiento general de este tipo de medios de verificación de información. De hecho, en encuestas, menos de un tercio de los usuarios de internet dice haber visto o escuchado de fact-checking.
Con todo esto, investigaciones en el ámbito nacional confirman que el periodismo de verificación sí funciona y logra reducir la desinformación.
Descarga el Informe
Si quieres leer el Primer Informe “El fenómeno de la desinformación: Revisión de experiencias internacionales y en Chile”, puedes descargar aquí.