En 2023, se llevará a cabo un ambicioso plan en la Región de Magallanes —elaborado principalmente por GEF Castor— para erradicar al castor canadiensis en un plazo de 15 años. De no lograrlo, se estima que el roedor podría llegar hasta el Maule, deforestando varios de estos bosques, en medio de la crisis climática que perjudica al planeta. ¿Cómo el Estado capturará a estos ingeniosos roedores? Encontrarás esos detalles y más, en este especial de Fast Check CL.
Por Maximiliano Echegoyen
Los castores son roedores monógamos. Una vez que encuentran a su pareja —y como en toda historia de amor—, el castor utilizará su ingenio y herramientas para construir un hogar y cuidar de sus crías. Con tal de cumplir su propósito, el espécimen roe los árboles de los bosques de América del Norte, los que se caracterizan por su capacidad regenerativa.
En Chile, nuestros árboles no tienen ese poder. Especies como la Lenga, el Ñirre o el Coigüe de Magallanes pueden tardar décadas en crecer y, desde que el castor fue introducido en Tierra del Fuego en 1946, se estima que más de 27 mil hectáreas de bosque nativo han sido afectados por el roedor. Esto es el equivalente a siete veces la ciudad de Punta Arenas. En ámbitos socioeconómicos, se estiman pérdidas de hasta USD 73 millones.
El asunto es que, si el Estado no controla a tiempo esta invasión, es posible que el castor colonice los riachuelos, arroyos y bosques del sur hasta la Región del Maule, afectando así varios bosques nativos, con más de 300 años de antigüedad, y reconocidos destinos turísticos, como Torres del Paine.
Por ello, Fast Check CL indagó sobre las acciones que se han realizado para controlar esta «plaga» de castores y los esfuerzos que tendrá que llevar a cabo el Estado chileno por los próximos 15 años. ¿Existe un plan para la conservación de estos ecosistemas? ¿Se erradicarán en su totalidad los castores del país? Todo eso te lo contamos en este especial de Fast Check.
Castores invasores por culpa humana
Hace más de 70 años, la Marina argentina introdujo en el lago Fagnano —ubicado en territorio trasandino de Tierra del Fuego— a diez parejas de castores provenientes de los bosques de Canadá. La idea era desarrollar una industria de exportación de pieles, pero esto no prosperó. No así el castor, que supo adaptarse al clima patagónico y, al no haber depredadores naturales, se multiplicó.
En la década de 1960 se registraron los primeros castores en territorio nacional. Al pasar los años, estos roedores acuáticos decidieron explorar más allá de Tierra del Fuego, dirigiéndose a la Isla Dawnson, para posteriormente cruzar por el Estrecho de Magallanes y alcanzar la Península de Brunswick, donde está la ciudad de Punta Arenas.
«Ahora, ¿cómo cruzó? Nadando. Hay un dato que dice que fue al norte de la región, luego de haberse visto un castor en el Río Hollemberg, cercano a Torres del Paine», explica Felipe Guerra Díaz, biólogo ambiental y coordinador nacional del proyecto GEF Castor.
Además, explica que en un principio, se estimaba que en Chile había entre 70 mil a 110 mil ejemplares. No obstante, el proyecto GEF Castor, luego de precisar todas las variables, concluyó otra estimación: hay entre 50 mil a 75 mil castores en nuestro país.
El proyecto GEF Castor, que comenzó el 2017, tiene como propósito «implementar acciones que ayuden a evitar el avance de la especie y preservar los bosques y otros ecosistemas nativos que hoy se ven afectados». Este proyecto es administrado por la Global Environment Facility (GEF) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), siendo ejecutado por el Ministerio del Medio Ambiente. Tiene como socios principales al Servicio Agrícola Ganadero (SAG), la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y la ONG Wildlife Conservation Society (WCS).
Pérdidas: 27 mil hectáreas de bosque y 73 millones de dólares
Según Ricardo Quilaqueo, jefe del departamento de Conservación de la Biodiversidad – Gerencias de Áreas Silvestres de la CONAF, el castor, «en su afán de reorganizar los atributos del paisaje» para realizar sus diques, afecta directamente a «la conservación y protección del suelo precipitando procesos erosivos de alta significancia».
La autoridad indica que «la acción del castor contribuye a la degradación de la vegetación arbórea colindante a los cauces de agua —Lenga, Coigüe y Ñirre especialmente— e interviene en el hábitat de especies como el zorro y ratas que viven naturalmente en estos ecosistemas».
Junto con ello, Quilaqueo añade que las acciones de este animal exótico también afectan a la «producción hídrica y el recurso recreacional y paisajístico» de la Patagonia chilena.
Además de roer los árboles, el castor, al armar sus represas, «empieza a inundar esa zona, provocando que las raíces del Mirre, Coigüe y Lenga, sumergidas en el agua, se ahoguen. Los árboles mueren por ahogo», explica Felipe Guerra.
Según estimaciones de GEF Castor, hay 27.167 hectáreas (ha) afectadas por este roedor en la Región de Magallanes, lo que se compara a siete veces la superficie de la ciudad de Punta Arenas. Se cree que la mitad de los bosques de ribera en Tierra del Fuego han sufrido el impacto de especie invasora.
Los efectos medioambientales son preocupantes. En la Patagonia también se ubica el 95% de las turberas que posee Chile, una especie humedal que tiene la capacidad de almacenar 4,7 veces mejor el carbono que el resto de la biomasa forestal del país. Estos también sufren las consecuencias de las construcciones del roedor.
En términos socioeconómicos, desde 1946 a la fecha, se estima una pérdida por USD 73.027.816, donde USD 60 millones corresponden a pérdidas por producción de madera, USD 6 millones por biodiversidad y casi USD 4 millones en recursos estatales para la investigación de la especie.
A pesar de los daños, Felipe Guerra destaca que «tratar a este roedor es más fácil que otras especies invasoras». Según el experto, esto se debe a que el castor «sabes que está en una castorera, que está ahí, metido». Entonces, ¿qué es lo que queda por hacer?
La plataforma para alertar castores: el Sistema de Información y Alerta Temprana
El primer problema con el que se enfrentó el proyecto GEF Castor fue la falta de información completa sobre esta especie invasora. «Faltaba un sistema integrado en donde tengas todos los datos sobre el castor», reconoce Guerra.
Por esta razón, uno de los mayores logros realizados por el proyecto fue la elaboración de una aplicación que registra las zonas donde se ha visto, transcurre o se asientan los castores.
Se trata del Sistema de Información y Alerta Temprana (SIAT), que estará integrada a la plataforma Sistema de Información y Monitoreo de la Biodiversidad (SIMBIO) manejada por el Ministerio del Medio Ambiente.
El SIAT podrá ser utilizada por dos clases de usuarios: habrá una vía de ingreso exclusiva para personal capacitado en la gestión del castor; y habrá otra en la que podrá acceder cualquier ciudadano a través de una app. De este modo, se podrá involucrar a la comunidad para alertar el sector donde se ha identificado al castor o marcas de su paso.
La app se llama «Alerta Especies Invasoras» y ya está operativa para Android y iOS. La persona que identifique al animal o algo relacionado con este podrá ingresar a la aplicación, la cual pedirá información sobre qué es lo que está viendo (diques, marcas, castor). Una vez ingresados los datos, se enviará una alerta a los administradores de la app. Las coordenadas de la ubicación donde se envía serán integradas automáticamente.
Esta alarma la podrá ver un administrador del SIAT, quienes tendrán acceso a un mapa con información satelital e inteligencia artificial (IA). El algoritmo de esta IA está entrenado de tal forma que podrá distinguir si los cambios realizados en un paisaje fueron producto de un castor o por algún fenómeno natural. Esto, con tal de proyectar las rutas más probables por las que podría viajar el roedor.
De este modo, los restauradores podrán precisar la colocación de las trampas para los castores, lo que permitirá optimizar recursos.
En las siguientes imágenes, podrás ver qué es lo que verá un administrador del SIAT:
La posible solución: El plan de conservación por los próximos 15 años
En un principio, GEF Castor tenía un plazo de tres años para presentar un Plan de Gestión. Pero luego vino el estallido social y posteriormente la pandemia, lo que atrasó las labores. Así el proyecto se postergó por dos años más, pero este mes finaliza.
«El principal resultado que integra todo lo que hicimos está contenido en el Plan de Gestión de Castor. Este plan, que estamos tratando que el Gobierno Regional de Magallanes lo apruebe como una política pública, tiene todos los lineamientos para los 15 años lograr avanzar —ojalá— a la erradicación del castor», dice el coordinador del proyecto.
El subsecretario de Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, indica que «este trabajo ahora culmina con la entrega de un plan de gestión que planifica el proceso para los próximos 15 años. Este es un proceso de largo aliento, porque primero se debe alcanzar el control para luego pasar a la erradicación» del castor.
Este Plan de Gestión de Castor se sustenta en tres pilares fundamentales: gobernanza, acciones en terreno y educación a las comunidades. «Pero para eso, debes asegurar compromisos y financiamiento», advierte Guerra.
«Entonces, el Plan de Gestión te dice todo lo que tú tienes que hacer para que, en 15 años, logres o avances hacia la erradicación del castor. Se necesita el compromiso de varias instituciones, públicas o privadas, y ahí está lo que se llama gobernanza, quiénes son los que llevan la batuta en este asunto», agrega el experto. Para la ejecución de este plan, se estima un desembolso de USD 13 millones.
En caso de que las instituciones no ejecuten el plan, GEF Castor proyecta pérdidas de hasta USD 260 millones al 2040, de acuerdo a un estudio elaborado en conjunto con la Universidad de Chile. Un monto que supera ampliamente el costo de implementar el Plan de Gestión.
La jefa de la División de Fomento e Industria del GORE de Magallanes, Etel Latorre Varas, confirma que la entidad contribuirá con el financiamiento de una nueva etapa de trabajo llamada «“Primera etapa: Implementación de Plan de Gestión y control del castor canadiense y otra especies exóticas invasoras de relevancia regional”».
De parte de la CONAF, Ricardo Quilaqueo señala que dicha institución, que también ha participado activamente en la investigación en conjunto con GEF Castor, avanzará en el «programa de control de amenazas, complementando nuestras acciones a partir de la contribución lograda por el GEF en materia de operatividad, monitoreo y gobernanza regional para el trabajo operativo respecto al control de esta especie exótica invasora».
Por último, el subsecretario de Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, afirma que este plan, trabajado en conjunto con el Gobierno Regional y la Seremi de Agricultura de Magallanes, ha «identificado oportunidades de gestión y financieras para llevar adelante esta iniciativa». La autoridad añade que «durante estos años, también alineamos acciones con Argentina, porque era muy importante hacerlo de manera conjunta».
La recuperación medioambiental
El coordinador de GEF Castor, Felipe Guerra, destaca que la campaña para la erradicación del castor no está enfocada en incentivar la caza del animal, sino que en la recuperación de los ecosistemas patagónicos. De este modo, la comunidad entiende que la importancia del Plan de Gestión es la restauración de bosques con más de 300 años de antigüedad.
Los métodos de captura de esta especie invasora consisten en la instalación de trampas en los cauces y castoreras por donde circula este roedor. «Lo que uno está haciendo es recuperar ambientes que están siendo impactados por el roedor», agrega el experto.
Eso sí, Guerra se impresiona ante la astucia de los castores, pues a pesar de que varios caen en las trampas, siempre habrá un par que aprenderá a desactivarlas y utilizarlas para la construcción de sus diques. Es en este momento donde entra un rol más activo del restaurador ecológico, quien se dirige a estos últimos para cazarlos.
«Obviamente estos métodos están aprobados por la ley de caza del SAG y son los que están validados», destaca Guerra.
Hasta el momento, el proyecto GEF Castor en conjunto con las instituciones gubernamentales implicadas, han demostrado lograr valiosos avances en la recuperación del ecosistema. De este modo, se han recuperado 18.481 ha y 270 km de canales Valle La Paciencia; 18 mil ha en la Reserva Nacional Laguna Parrillar; y 63.143 ha y 712 km de cuenca en el Río San Juan.
El subsecretario de Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, recalca que «estamos en un mucho mejor pie que cuando empezó el GEF. Hubo muchas décadas de inacción lo que hizo que el castor llegara al continente, ya muy cerca de Punta Arenas, en laguna Parrillar, por lo cual, como ministerio estamos muy comprometidos con este trabajo y la región».
Ahora, es momento de que las instituciones aprueben el plan para recuperar estos ecosistemas bajo el contexto de crisis climática. De este modo, Chile podrá cumplir sus compromisos en la mitigación respecto a los efectos del cambio climático.