Un lector de Fast Check CL nos hizo llegar fotografías de la edición 197° del periódico “El Guardián de la Salud”, solicitando que verificáramos una nota que asegura que las mascarillas causan daño neurológico. Calificamos el contenido de la nota como fake tras investigar y consultar a fuentes expertas.
Por Jorge Vidal H.
Durante el transcurso del año y desde que comenzó la pandemia, el equipo de Fast Check CL ha verificado una gran cantidad de noticias falsas e imprecisas sobre el coronavirus. En esta oportunidad, un seguidor nos pidió verificar una nota del periódico nacional “El Guardián de la Salud”, que tiene como autora a la supuesta doctora alemana, Griesz-Brisson.
Al comienzo de la nota se advierte que está basada en un video realizado por la misma Dra. Griesz-Brisson, el cual ha circulado en redes sociales desde hace algunos meses.
En búsqueda de la “profesional”
Antes de verificar el contenido de la nota, Fast Check CL realizó una búsqueda simple en Google, para corroborar que la protagonista del video en verdad fuera una profesional de la salud.
Los primeros resultados del nombre de la Dra. Margaret Griesz-Brisson en Google arrojaron que el mensaje de la “neuróloga” alemana ya había sido verificado con anterioridad por diversos medios de fact-checking, como AFP Factual, Reuters, Newtral y el medio alemán de fact-checking: Correctiv.
Estos medios señalaron que no hay seguridad respecto a la profesión de Margaret Griesz-Brisson, a pesar de que la nota de El Guardián de la Salud asegura que es una de las neurólogas más importantes de Europa y que es directora de la London Neurology & Pain Clinic (LNPC) de Londres.
Fast Check CL ingresó al sitio web de la LNPC y encontró que, efectivamente, la página señala que la Dra. Griesz-Brisson es fundadora y directora de esta clínica.
Sin embargo, el nombre de la supuesta profesional no aparece en los registros de expertos médicos de Alemania, tal como señala Correctiv en su verificación y como pudo comprobar Fast Check CL ingresando al buscador de la Asociación Federal de Expertos y Especialistas Alemanes (BDSF por sus siglas en alemán).
“Certificados de Inmunidad”
Asimismo, en el sitio web de la clínica LNPC ofrecen “test de de inmunidad para el SARS-Cov2/ Covid-19 y certificados de inmunidad”.
Fast Check CL investigó esto para confirmar si efectivamente el Servicio de Salud Nacional del Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés), ha habilitado durante la pandemia el uso de “certificados de inmunidad”.
El sitio web gov.uk, portal de informaciones de servicios gubernamentales del Reino Unido, señala que: “El pasaporte o licencia de inmunidad es un documento que podría otorgarse a una persona que haya dado positivo en la prueba de anticuerpos COVID-19 y que ahora se considera que tiene un riesgo limitado de contraer el virus nuevamente, o que ha recibido una vacuna en caso de que se fabrique una”.
En torno a este tema en particular, ha existido un constante debate entre expertos y distintos gobiernos del mundo para decidir si es ético o no implementar este documento sanitario.
Es por esto que en abril de este año la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó un documento señalando que “el uso de estos certificados podría aumentar el riesgo de transmisión continuada”, para alertar a los gobiernos a no tomar decisiones apresuradas para la contención del virus.
Particularmente, en el caso del Reino Unido, el proceso de vacunación comenzó hace una semana a cargo del antídoto elaborado por las farmacéuticas Pfizer/Biontech. Esto trajo consigo que el gobierno británico habilitara tarjetas sanitarias para los ciudadanos que sean inoculados con la vacuna.
No obstante, estas tarjetas sanitarias fueron anunciadas recientemente y cumplen con un rol distinto al de los “certificados de inmunidad” que, hasta el momento, no se han concretado en el Reino Unido.
Los bulos de Griesz-Brisson
1. Retención de CO2
Una de las primeras afirmaciones de la neuróloga, refiriéndose a las mascarillas, es que “El volver a respirar nuestro aire exhalado inevitablemente resulta en una falta de oxígeno y una inundación de dióxido de carbono”, dando a entender que cubrir nuestra boca con mascarillas provoca retención de CO2.
Fast Check CL ya había desmentido con anterioridad que las mascarillas provocaron daño alguno debido a la ingesta de dióxido de carbono. En esa investigación pudimos corroborar con fuentes expertas que la retención de este elemento es mínima y casi nula, por lo que no sería perjudicial para la salud.
2. No hay daños neurológicos
Otra de las afirmaciones de Griesz-Brisson es que las mascarillas provocan falta de oxígeno, inhibiendo el desarrollo del cerebro. “La falta de oxígeno inhibe el desarrollo del cerebro y el daño resultante no puede ser reparado”, señala la presunta especialista, haciendo referencia a que las mascarillas (barbijo) causan daño neurológico.
Para desmentir esta información consultamos a la doctora Perla David, Neuropediatra de la Universidad de Chile.
La especialista destacó que “El uso de mascarillas no es causa de enfermedades neurodegenerativas. Estas están diseñadas para ser un medio permeable por donde circula el aire. Por lo tanto, no causan falta de oxígeno o hipoxia – déficit de oxígeno en un organismo-“.
3. La importante función de las mascarillas
Finalmente, Griesz Brisson arremete nuevamente en contra de las mascarillas argumentando que: “El virus tiene aproximadamente 0,08 micrómetros. Los poros de las mascarillas comunes tienen poros de aproximadamente 80 a 500 micrómetros y continúan agrandándose con cada lavado. Y una mascarilla desechable común de ninguna manera protege contra un virus”.
“Yo no llevo mascarilla, necesito que mi cerebro piense. Quiero enfrentar a mis pacientes con la cabeza despejada y la mente despejada, no anestesiada con dióxido de carbono”, continua.
De acuerdo con Andrea Fresard, ingeniera y asesora independiente de certificaciones y registro ISP de Elementos de Protección Personal (EPP) y dispositivos médicos, los argumentos de Giesz-Brisson son inconsistentes, ya que las mascarillas si retienen las gotículas que transportan el virus.
“Ella tiene una inconsistencia y es que los “virus” no viajan solos, viajan en gotículas. Estas son más grandes y si son retenidas por las mascarillas. Así, una persona contagiada no contagiaría a los demás porque las gotículas serán retenidas, si es una mascarilla N95, KN95 u otras mascarillas”.
Andrea Fresard, ingeniera y asesora independiente de certificaciones y registro ISP de Elementos de Protección Personal (EPP) y dispositivos médicos
“Si la persona da el uso correcto a la mascarilla, no debería contagiar”, finaliza Fresard.
¿Cómo funcionan?
Para entender el funcionamiento de las mascarillas y los mecanismos de captura de las partículas mencionados por Fresard, Fast Check CL accedió a un artículo científico realizado por profesores de la Universidad de Pierre y Marie Curie en Francia.
La investigación titulada “¿Cómo funcionan las mascarillas de protección respiratoria?” fue realizada por Jean- Michel Courty y Édouard Kierlik, ambos profesores de física de la casa de estudios ubicada en París.
En el documento explican que “Al momento de estornudar, hablar, respirar producimos aerosoles: Por lo general, se trata de gotículas de agua de entre 1 y 100 micrómetros de diámetro. Estas se evaporan con rapidez y pueden liberar al aire bacterias (con un tamaño típico de entre 0,5 y 5 micrómetros) y virus (de entre 0,02 y 0,3 micrómetros; el Sars-CoV-2, el virus causante de la COVID-19, presenta un diámetro del orden de 0,1 micrómetros).“
En relación al mecanismo de captura de estas partículas en las mascarillas, los académicos detallan que “Las mascarillas presentan una fina capa de fibras entrelazadas. Cuando una partícula pasa por el aire a través de este filtro, choca con una de esas fibras, se adhiere a ella permanentemente gracias a las llamadas fuerzas de Van der Waals (interacciones entre moléculas distintas de los enlaces químicos)”.
Por último, tras explicar el filtrado de aire y la captura de las partículas, los docentes explican que “la parte filtrante de las mascarillas suele estar compuesta de fibras de polipropileno, con un diámetro de unos 5 micrómetros, las cuales dejan poros de entre 10 y 20 micrómetros, mucho mayores que el tamaño típico del virus y bacterias”.
“La eficacia del filtrado depende por tanto del espesor del filtro: cuanto más grueso sea, mayor será el número de eventos de captura descritos anteriormente”, argumentan.
Finalmente, al igual que la ingeniera Fresard, los profesores de la casa de estudios parisina recalcan la importancia de que la mascarilla esté bien puesta: “Si la mascarilla no se encuentra perfectamente ajustada a la cara, el aire entrará por el espacio adyacente a los bordes”.
4. El COVID-19 no es una gripe
Paralelamente a todas estas aseveraciones, Griesz-Brisson destaca que: “Corona (refiriéndose al coronavirus) ha resultado ser una gripe moderada y las mediad una catástrofe absoluta en todos sus niveles”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla en su sitio web sobre recomendaciones, preguntas y respuestas sobre el virus, que hay diferencias sustanciales entre la COVID-19 y una gripe común.
“La velocidad de transmisión marca una diferencia importante entre ambos virus. El virus de la gripe tiene un periodo de incubación medio más corto (el tiempo que pasa desde la infección hasta la aparición de síntomas) y un intervalo de serie más corto (el tiempo transcurrido entre casos sucesivos) que el virus de la COVID-19″, señalan.
Asimismo argumentan que la tasa de mortalidad de la COVID-19 es mayor a la de la gripe y que los niños corren mayor riesgo de contraer una infección gripal grave. Distinto es el caso de la COVID-19, en el cual la OMS considera que la edad avanzada y las afecciones subyacentes son factores que incrementan el riesgo de infección grave.
De hecho, recientemente un estudio realizado por expertos de la Universidad de Dijon y el Instituto Frances de Salud e Investigación Médica, señala que el COVID-19 es tres veces más mortal que la gripe.
Para llegar a tal conclusión contrastaron los datos de más de 89 mil pacientes contagiados con el virus durante este año y con otros 45 mil pacientes internados con influenza estacional durante 2018 y 2019.
El análisis dio como resultado que casi el 16,9% de los pacientes con COVID-19 murieron mientras estaban el el hospital, a diferencia del 5,8% que eran portadores de una gripe.
Además, en el estudio concluyeron que las complicaciones respiratorias fueron más comunes en los casos de COVID-19 que en la influenza estacional y que el SARS-CoV-2 parece tener un mayor porcentaje de patogenicidad respiratoria.
Conclusión
Tras investigar con fuentes expertas y contrastar los dichos de la supuesta neuróloga alemana Griesz-Brisson, Fast Check CL declara como #fake el artículo publicado en la edición N° 197 de “El Guardián de la Salud”.
Diversos medios de verificación internacionales ya habían chequeado la información del video citado en la nota y también la declararon como potencialmente falsa.